Ya es navidad señores y señoras, esas entrañables fechas donde se recuerda el nacimiento del niño Dios, un periodo de reflexión, de amor, de concordia, de pensar en aquellos que no tienen nada, una época donde debemos pensar en nuestros actos y olvidar acritudes para conseguir la paz tanto interior como con aquellos que nos rodean.
Podía haber seguido por este camino y me hubiera salido un texto hermoso pero vamos a dejarnos de idioteces cursis y vamos a contar la verdad, ¿navidad? si, esa época del año donde la hipocresía se hace dueño de nosotros, felicitamos a los compañeros del trabajo, incluso al jefe, ese maldito cabrón que nos hace la vida imposible, ¡así se atragante con los dulces navideños!, nos cruzamos con el vecino y nos felicitamos ¡feliz navidad! pero si ese mamón nos está jodiendo la existencia todo el año por favor... Esperen, no se vayan que aún no he ni empezado, queda la familia. Empiezas a recibir las postales de felicitación, esas que ponen siempre lo mismo “ que en estas fechas tú y los tuyos paséis unos días inolvidables llenos de paz y amor, os deseamos una feliz navidad y un prospero año nuevo “, ¡te metes por el culo la paz y el amor pedazo de cornudo! pero si el muy desgraciado no me ha llamado en todo el año, ni cuando estuve ingresado por la hernia...
Y para colmo el presidente del gobierno o el de la república ( el rey en mi caso) sale por la tele y larga ese discurso pasteloso que suena igual que el de hace diez años, pero será hijoputa, espero que se le indigeste el pavo que le hemos pagado con nuestros impuestos.
¡No se levante de la silla! me queda todavía el tema de los regalos, ese si que duele, en el bolsillo y en el alma. Me siento con mi mujer para pensar que cojones vamos a regalar este año y no me tenga que ir a vivir debajo de un puente cuando acaben estas fechas.
A la bruja de mi suegra unos guantes y una bufanda ( a ver si se asfixia con ella ), a mi suegro un trofeo por aguantarla, a mi cuñada un saco de comida de perro y a mi cuñado una cadena y un bozal para que la saque a pasear, a mi hermana le voy a regalar un juego de cadenas y candados para que amarre a mis horribles sobrinos y a su marido unas tijeras para que se corte los huevos y no traiga más niños a este mundo.
Creo que ya me he desahogado, el caso es que en el fondo a mi me gusta la navidad, se come bien, se bebe, te dan regalos y para ser sinceros he de decir que quiero a mi suegra y a mi suegro, mi cuñado es un tipo fabuloso, además me encuentro con mis cinco hermanos y nos reímos muchísimo, mi padre se volverá a emborrachar y bailará con la botella de vino en la cabeza, mis primas volverán a desnudar a mi hermano Isaac, bailaremos todos la conga y estaremos un mes yendo a casa de mi madre para comernos los restos.
Pero todo el mundo no tiene esta navidad y se merecían esta columna. Feliz navidad a todos.

Debo agradecer a Neus_de_Juan el haberme sugerido el tema de la columna de hoy ¡gracias!

Luis Barrasa Martínez(Barrasus) Sevilla 19 de diciembre de 2004