Cae desde la esperanza de sus ojos. Se ve húmeda y caprichosa. Está echa del reflejo de otras miradas que la ven con rabia, asco y odio. Sigue bajando pero no quiere caer. La agonía es lenta pero ella se mueve rápido. Vergüenza. Cae y sigue cayendo. De pronto una fuerte brisa asota el lugar. Ya no refleja lo mismo, su entorno se mueve y ella también. Lentamente comienza a separarse en partes distintas, se miran entre ellas y se reflejan. Comienzan a entenderse y a darse lástima al igual que las otras miradas que estaban a su alrededor. Continua la agonía, y una luz de sombra aparece delante de ellas. Silencio. Las pequeñas gotas hacen una pausa en su caída. Vértigo. Se escucha una voz parsimoniosa: “Quién esté libre de pecado que lance la primera piedra”. Silencio. Una brisa vuelve a recorrer el lugar. Las gotas se juntaron en una sola lágrima que se reflejaba a si misma. Enamorada y digna, muere por gravedad en el suelo sucio y ensangrentado. Un punto de la tierra se humedece. Se esparce y contagia a todas las otras miradas que de a poco dejaron su odio de lado. Cae de ellos también una lágrima. Llega al suelo pero no lo toca. Arrepentidas. Ahora sí son dignas de fallecer en ese lugar.
Texto agregado el 18-12-2004, y leído por 167
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Lectores Opinan
19-12-2004
Bellisimo..!!!...todo ese camino de la lagrima hasta el piso, esos sentimientos...5* reginucha
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