El más tierno de los besos... Suave textura como el pétalo del más albino jazmín perfumado. Capaz de atemporalizar un instante, llenarlo de vida; dulce, inocente, que provoca en el presente su letargo. Intenso sabor a deseo, aromatizado de pasión... Nada más fue un momento, pero descolocó de su sitio al tiempo. El espacio llegó a ser impalpable: mis ojos cerrados, mi olfato en tu cuello, mi oído en tu aliento y mi tacto en tu cuerpo. Sólo tú, lo demás, las sobras aquellas más que ajenas, a ésas, indiferencia. Lo importante se encontraba entre mis brazos, labio junto a labio. La color de la granadina teñía el ambiente. El aire respirado emanaba del corazón, templado, ni frío ni calor, acertadísima precisión. Silencio arraigado, y yo, como submarino en el océano de la pureza. Sincero en su inconcebible brevedad más que camuflada. La verdad no propiamente dicha sino hecha: el más tierno de los besos. |