Rostros recorren los espejos,
mis ojos y tu pelo,
ensangrentados,
dolorosos,
idos.
Rostros de niños,
envueltos en mantas,
con frío, con hambre,
sin madre.
Rostros de animales,
maltratados,
de cueros rasgados.
Rostros de árboles añosos,
convertidos en astas.
Rostros de tierra,
carcomida, rajada,
usada, abandonada.
Rostros de Cristos,
lacerados, ultrajados,
colgados de cruz.
La cruz de mi vida
y de la tuya,
de mi culpa
y la nuestra.
Hoy le pido perdón,
a esos rostros,
aunque ya sea tarde.
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