Mis zapatos están cubiertos de barro, no veo nada alrededor, y, bueno, calculando, aproximádamente deben ser las 10 de la noche y un poco más. Habré caminado unos 10 kilómetros, mirando atrás y tratando de encontrar un lugar donde sentarme y descansar. Todo el grupo se ha adelantado, y por mucho, me han dejado aquí, solo y sin dinero, comida ni un mapa. No está lloviendo, más bien, hace calor, aún así sea tan tarde, y de noche, tengo calor.
Me quité la casaca, pensando en que el clima continuaría así hasta el amanecer. Y si es que tengo suerte, veré el sol brillar fuera de una ventana, al aire libre.
En mi casa, unas cortinas y vidrios me separaban de mi naturaleza. Y esto me trajo recuerdos de mi familia...
Levanté mi mochila del suelo antes de que se mojaran mis papeles y se cayeran mis útiles por la ranura que se había abierto en ella. Entonces, en un último esfuerzo la cogí y saqué uno de los cuadernos, pensando en que podría encontrar comunicación con alguien después de arrojar la carta al viento.
Escribí:
"Al que lea esto: no diré mi nombre, ni mi edad, ni mi sexo. Quiero quedar anónimo, sin un límite de tiempo y sin identidad. Quiero que esto se lea como una situación que a cualquiera le puede pasar.
Ahorita me encuentro perdido, literalmente. Mi grupo se ha adelantado y no estoy con ninguna referencia de mi locación. Solo diré que no me queda mucho aquí. No hay comida y el hambre y la sed me carcomen el cuerpo, desgarrando cada célula, provocándome desesperación. No creo que vaya a comer algo por las siguientes horas, ni que ningún líquido toque mis labios por lo que queda de minutos hasta mañana.
(Sigue) |