Acariciaba su mejilla. Remontaba vuelo en sus ojos. Inspirar luz, absorverla; exalar la negrura, limpiar. Millares de alas agitarse en derredor, sordos,ciegos aprendices decimos: "Qué solo estoy..!" La piedra del bosque contenedor de historias del origen protege con su intento. Lo antiguo en el Hoy es Todo, nada fue. Sostenerse en el cuerpo hasta que el darse cuenta nos lleve flotando entre sabias luciérnagas. Acariciaba su mejilla y amaba... con el gran amor del Cielo.
Texto agregado el 17-12-2004, y leído por 152 visitantes. (3 votos)