Los regalos a los cuenteros.
Recientemente mi amigo y socio en los escritos, Barrasus, me dedicó un cuento de los maravillosos e irreverentes cuentos que escribe, donde los tres Reyes Magos le entran a gaznatazo limpio a Santa Claus, dándole una paliza que tuvo que salir en el trineo chillando llantas, dejando los pobres renos embarrados los cascos de sus patas, por no decir otra cosa, en el asfalto de un rincón sevillano, después de apurar unas copitas de Fino, acompañadas de un delicioso jamón Pata Negra. Santa Claus, posiblemente, no aparecerá esta Navidades por sus acostumbrados recorridos. Pero tengo buenos contactos con mi colega barrigón, y me ha enviado una relación de los regalos que les ha de traer a muchos cuenteros. Veamos. Si hay un reclamo, favor de comunicarse directamente con Santa Clos o con sus corresponsales en el Oriente Medio, Melchor-izo,
Gaspar-rranda y Baltasar-dina.
PARA ELLOS
Para Barraus:
Una peluca. Concretamente de pelo de camello que siempre esté seca y le permita no tener la necesidad de usar agua para peinarse, ya que hace años que se le olvidó cómo hacerlo. Yo le acompañaría a ese regalo, una gran dosis del cariño que siempre reparte entre todos, para que no lo gaste, ya que lo da a raudales.
Para Graju:
Una pella plateada, con fondo de teflón para que no se pegue. Sus famosas paellas a la Graju, las va a patentar. Cuando fue a Argentina inventó la paella de asado de tira y chimichurri. Por lo menos eso dice mi amiga Neus. Porque eso sí, sus paellas de amistad son las mejores del mundo.
Para Sendero:
Un silloncito nuevo debajo del árbol de tamarindo. Santa Clos intentó tomarse un refresco de zapote y se cayó de fondillo. Ese sillón, con el calorcillo del trópico, imita el calor que Rubén da a cada uno de los cuenteros en cada una de sus palabras de apoyo.
Para Islero:
Un bote de remos doble. Para que monte al amigo de todos, el Mudo, y le ayude a remar en silencio por sus paradisíacas Islas del río Paraná. Máximo ha sabido hacer amigos con sus propias palabras y con las que nuestro Mudo no dice, pero piensa. Digo nuestro, porque el Mudo ya es parte de todos.
Para Gui:
Una camarita nueva digital. Las fotos que nos pone en su biografía vienen del más allá. ¿Vieron la última?. Sus fotos son casi fantasmales, pero su corazón es inmenso, real y afectivo, como pocos.
Para Sol-o Luna:
Una definición astral. Que se convierta en gurú y decida si ser Sol o Luna. Aunque sol ya es, porque es radiante como el sol y afectivo como la luna. Estupendo astrólogo de la amistad.
Para Nomecreona:
Ya que no cree ni en la luz eléctrica, Santa le va a traer una foto de los Tres Reyes Magos en pelotas, para que vea que sí existen y que tienen cositas que no son de embuste. Pero se sabe que Rafael sí cree, y mucho, en el afecto de los cuenteros.
Para Mandril:
Una muñeca de goma para que sustituya a la llamita con la que sale en la foto. Aunque sabemos que el buenazo de Mauro es un amante de los camélidos.
Para America:
Darle un “part time” en el trineo, por lo de nariz colorada, cuando el reno de igual nombre se canse.
Para Flucito :
Un bulto nuevo para cargarle los libros a Kareli y llevar la magia de sus cuentos siempre en él.
Para Lobo_Azul :
Una lata de pintura de otro color. Hay dos lobos azules y Santaclos no sabe cuál es cual.
Segunda parte y para ellas... en tres días.
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