Se me está enfriando el café, me gusta tanto el primero de la mañana...hummm....me reconozco adicta, pero no me importa, soy adicta a otras muchas cosas, al chocolate, las galletas, los helados de nata y fresa, los caramelos de limón...y a los Fernandos.
Recuerdo la primera vez que le vi, tan niño, tan solo, tan carente de comprensión...
Brillaban sus ojos cuando nos presentaron, supe que yo le gustaba y una ola imparable de pasión consumió mis entrañas, supe que estaba perdida, que ya no había vuelta a atrás.
Yo tenía pareja por aquel entonces, a mis 18 añitos, que hermosa época aquella, aún no sabía nada de amor, ni de sexo, solo sabía sentir.
Me colgué de su vida, de toda su vida, lo mio era suyo, lo suyo de dos dos.
Viajábamos en nuestra propia nube, mi 600 era el vehículo mágico que nos transportaba por la vida, temblaba Barcelona en esas noches de sábado-dominguero cuando corríamos de punta a punta de la ciudad con nuestra propia música, bailando a nuestro son, comíendonos los pubs, los musicales, los billares, los conciertos, las discos de moda...
El mirador de "les aigües" nos ofrecía invariablemente la impresionante visión de las luces nocturnas - se ve mallorca? - nos preguntábamos, parecía que todas las luciérnagas del mundo se concentraban en la ciudad solo para nosotros.
Y mi guitarra, le cantaba dulcemente durante horas y él me observaba casi sin pestañear, y sonreía, me amaba, solo nos besábamos pero nos amábamos así.
El sol nos devolvía el sentido práctico...que hambre!!!
desayunamos?
si era demasiado pronto nos metíamos en el drugstore, compartíamos mesa con alguna prostituta que nos contaba sus batallitas....que tiempos aquellos y nos separábamos para dormir con un tierno beso y un hasta mañana.
compartimos sueños, silencios, playa, sol, frio, abrigo, paragüas...y amigos.
Fue al presentarme a un amigo cuando lo entendí...supe la verdad.
Quise saber de su vida 11 años más tarde, aún lo llevaba en el corazón.
Su madre me dijo que había muerto.
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