Finalmente comprendiste que el olvido jamás ha existido
Es la muerte en tus ojos quien lo delata
Y en tus oídos la palabras que contaban como había hecho mía la luna
Robaste mi sonrisa de entre las flores
YO MATE EL OCASO DE TUS DÍAS
Seguirás ligado a la melancolía otoñal
Y a mis comparaciones ensoñadoras de la desgracia humana
FUISTE COBRA
No me culpes de aquel veneno

Hoy nos pensaremos largas horas sin fin
para imaginar nuestras presencias
y luego... luego morir.