Lo sé, no es original, ya se discutió demasiado el tema, pero es mi realidad; subo un cuento, mi ego se eleva a las nubes, cuando lo veo premiado con cinco estrellas, le agradezco a los cuenteros efusivamente y les retribuyo la atención con otras cinco, porque menos, nunca me atrevería.
¡Guau! ¡Qué bien escribo! De vez en cuando aparece “la estrella solitaria” que todos conocemos, pero eso no opaca mi” brillante” trabajo.
Nelson, no fue la excepción, leía mis creaciones y estampaba sus “cinco”, uno de mis cuentos, no fue de su agrado, como lo indica su comentario:

“2004-11-15 21:51:46 No sé si decir que grotesco sea lo correcto, a mi manera de ver este escrito debo decir que no me gustó, debido a ello no lo calificaré, no creo ser objetivo al menos no de momento. NYL”
Me sentí molesta conmigo misma por haberlo defraudado y aliviada porque no lo calificó.
De pronto, cambió, me deja buenos comentarios, pero evalúa mis textos con cuatro y hasta tres estrellas, seguro lo hace para bajar mi puntaje. ¡Ya sé lo que haré!¡ Lo voy a ignorar! Mientras rondan estas ideas por mi cabeza, un “clic”, me hace reaccionar, y me doy cuenta por primera vez : 4 (Muy bueno), 3(bueno), significa que mi amigo, me está diciendo:”¡Bien!, “¡Muy bien”. ¡Gracias, Nelson! Tus consejos son muy valiosos para mí con dedicación y tu ayuda, trataré de mejorar mis textos.

A los “cuenteros”, no se les ocurra enviarme una lluvia de “3” y “4”, que los “5” me enloquecen.