Comienzo a ver en blanco y negro,
sentada en el sofá, escuchando a Miles Davis
con su Moon Dreams.

De pronto, todo se ve tan claro como el agua que escurrió aquel día entre mis dedos.

Recuerdo la frase de aquella bella película que quedó incrustada en mi cabeza como un rayo amenazando mis ondas cerebrales: "si lloras por haber perdido el sol, entonces no podrás ver las estrellas."

Y todo comienza a tener sentido, lentamente,
como un mal blues que comienza a remover mis sentidos,
como una rosa que empieza a abrir.

Y nada de esto tiene sentido.

Las palabras no tienen más sentido que el de las palabras en sí,
pero son los sentimientos volcados en ellas lo que las hace brillar como las estrellan nubladas por las lágrimas.

Y sin embargo, todo parece tan perfectamente relacionado
que nadie notará nunca que nada de ésto tiene sentido
y será aclamado por la perfecta armonía que parece tener.

Como mil ideas en mi cabeza,
confundidas y claras a la vez,
queriendo ser tomadas en cuenta todas en un instante
y siendo retenidas por el fatigable hecho de que, no pueden ser expuestas en un minuto,
les digo a todos: "¡¿qué?!"

¡¡Imbéciles!!