DIOS SE RÍE.
Caminar solo y triste no es difícil para mí, tiene en sí un conjunto de razones que pueden sonar comunes para el resto de los mortales, las injusticias propia de la historia de la humanidad, las cuales hoy en día se ven notoriamente aumentadas por el imperio capitalista, notoriamente digo, porque se muestra en cada calle americana y se burla de nosotros con estremecedoras carcajadas, situándonos con firmes raíces en el estado socio-económico-cultural al cual pertenecemos y perteneceremos for ever, “eres pobre y ese es tu destino” me grita el sistema, haciendo notar que jamás podré ganarle a la ya establecida distribución de ingresos; ingresos económicos, ingresos en justicia, ingresos en derechos, ingresos en música, teatro, cine, pintura, ingresos en salvación divina, ingresos en amor…, he aquí la otra razón primordial del vagar tristemente a diario, el amor, cuantas innumerables relaciones amorosas defraudantes, cuanta energía gastada, cuanta entrega sin recibir satisfacción alguna, ¿será que el amor también es un producto del libre mercado?, tal vez, he incluso dios que se ofrece bajo distintas marcas: católica, evangélica, mormona, opus dei, etc….. ¡ Ya! , ¡Basta!..., mejor me siento.
De pronto, después de tanto mirar al suelo sumergido en mis meditaciones, levanto la vista, frente a mí, una hermosa dama solamente lee y de vez en cuando repudia la conversación de sus compañeras para luego seguir leyendo, yo embrujado por su persona y al no recibir señal alguna de que se percate de mi presencia, luego de varios minutos de mirarla maravillado y con cara de estúpido, decido pararme y caminar hacia ella, con la excusa de conversar con sus compañeras (las cuales por suerte conozco), movido por un no sé qué interior que me impide largarme sin antes hablarle, olvidando tristezas, injusticias, todo.
No logro hablarle a ella, hablo con sus compañeras un conjunto de incoherencias y asuntos de poca importancia, ella escucha desinteresada. Luego de un rato sus compañeras no sé por qué razón desaparecen, sí, se van y quedo yo a su lado, y ella sin remedio alguno se ve obligada a conversar conmigo.
Desde ese momento no he dejado de hablarle, y no solo eso, también no he dejado de amarle y cada vez la amo con intensidad mayor, la felicidad se rió de mí y Dios, a carcajadas, me dijo que no importa la marca, todas sirven, incluso si no tienes, no importa tampoco, no botes la esperanza, y sabes, valieron la pena todas las tristezas anteriores, todo los amores incompletos. Nadie me dijo que el camino iba a ser fácil y por cierto que no lo fue y sé que seguirá siendo difícil, pero ahí está la gracia, si no para qué vivir, y aunque el sistema sigue siendo una mierda, yo soy un hombre feliz, así es amigos, pobre, pero enamorado y feliz, muy feliz.
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