Desaparecer tras la huella del absurdo,
qué ha de importar, si aún visible no me ven,
desaparecer no ha de ser tan trágico
quizá sea la llave hacia una estadía mejor.

Quisiera cerrar los ojos y desaparecer
muchas veces lo anhelo
más aún en medio del tumulto
me esfumo en el anonimato.

Mil seres ajenos a mí me envuelven
en la confusión de lo abstracto y lo tangible
me desvanezco en brazos ajenos
caigo exhausta ante un mundo-fantasía.

¿Fantasía?
tan real como estas letras
pegajoso hasta al hastío,
agobiante, desconocido
tan ajeno como mío.

El absurdo de mirar esos ojos vacíos
que me ven y me ignoran al mismo tiempo
desaparecer no es más que eso
ser nadie en medio del todo.

¿Invisible? Quizá puedo serlo
sin fórmulas mágicas
sólo en la ignorancia,
en manos de un mundo ego centrista.

¿Invencible? Quizá puedo serlo,
ahí cuando reconozco que al fin
la mirada de los otros
tiene que empujarme a resurgir aún en el desprecio.

Desaparecer se pinta de anhelo
se pinta de un querer ser asfixiado
se viste de abulia y entereza,
ha de ser en su simpleza ganas de gritar en el silencio.