Peinando el pasado como peinando tus cabellos
pensando en la finura de tus manos sencillas.
Dónde habrás dejado mi vida, mi sueño,
mis ganas de sentirme mujer como tú.
Engalanada con las telas de los ángeles caídos
llegaste a mi vida por el conducto de la circunstancia
y el parásito de tu belleza se alojó en mi boca
creando un castillo de húmeda fragancia.
Tu cuerpo de duende dormido
caminando por los pasillos
de mi juventud,
y tocando con tu varita de hada madura
mi frente, mi recuerdo, mi oscuridad.
Te abracé. Te quise. Te amé.
Te acuné en los versos, te busqué por los pasillos
y terminaste en la nube de donde venías.
De lo alto me veías
y me sonreías.
Me cortaste los hilos de mi amor
y los ataste a mi cuello.
Me ahorcaste con pasión, me asfixiaste con dolor.
Y me dejaste plantando ilusiones
que marchitaron junto a ti,
hada sucia, hada bella, hada hermosa.
Te recorrí. Y aun así
me dejaste plantando ilusiones.
Te sigo peinando, sin comentario,
dónde dejaste mi vida, mi sueño,
mis ganas de ser mujer como tú.
Botadas en el jardín,
donde me dejaste plantando ilusiones.
Donde ansié tu beso.
Donde tu nube aterrizó.
Donde te bajaste con las galas angelicales.
Donde me besaste con fuerza.
Donde te recorrí con la mirada.
Donde me enterraste en el olvido.
Y te enterraste junto conmigo...