Llueve en esta noche solitaria y la lluvia parece hacer feliz a ese sentimiento o sensación que habita adentro de todos nosotros, las almas errantes que habitamos este mundo tan nuestro como ajeno. Sólo hemos hecho un alto, es simplemente un peldaño se la gran escalera que conduce a las alturas impensables sobre el que hoy nos paramos.
Pero acerca del sentimiento anterior es sobre el que quisiera explayarme.
En noches como esta regida por un sueño ausente y comandada por pensamientos que parecen estar decididos a no dejar resquicio de la mente sin visitar, es cuando él hace su entrada triunfal, y todas aquella ideas que vagaban con rumbo fijo lo reciben con pompas y honores. Y él, glamoroso, espléndido, hace uso de sus atributos y en forma de daga refulgente, comienza su labor. Se clava aquí. AY!!! Este recuerdo estaba demasiado arraigado para que quieras arrebatármelo. Se sonríe. Sigue. NOOOO!!!!! Ese es reciente, por favor no me lo quites. La sonrisa que esboza abarca todo su rostro. Continúa. AUCH!!!! Eso dolió. Esta imagen estaba bien ahí, no la lleves con los otros. Se reía desinhibido. AYUDA!! Por este lucharé, es muy caro, no tienes derecho. La carcajada fue sarcástica esta vez. Y lo logra. Lleva toda su nueva mercancía hasta la capa más superficial de la memoria y logra destruir todo. Porque además de ser omnipotente, recuerden que se ennoblece en las oscuras noches vacías de sueños y con lluvia de fondo. TIC, aumenta su valor. TAC, crece su poder. TIC, se unen más cómplices. TAC, refulge su dañina esencia.
Entonces cuando llega a la cumbre, comienza a reproducirse y se desliza por toda, toda la piel, coraza de mis verdades, y cada poro se infecta de su putrefacto hedor y estalla como el más grandioso de los orgasmos, en un terrible dolor en el centro del pecho. Y como una hoja más filosa que el viento zonda, va bajando, cuidadosamente hasta llegar a la zona genital. Y goza, disfruta revolviendo mi interior como quién investiga el viejo baúl del altillo, que guarda cosas de antaño, que no se sabe de quién fueron, pero que si están allí, por algo será, de alguna historia han sido protagonistas. Y de esta forma acaba con mi integridad.
Pero después de todo no era tan cruel, porque me zurce de manera compleja para evitar mi ruina total.
Y finalmente me percato de que me ha estado haciendo compañía desde que empecé este texto. ¿Tendré que aferrarme a él? ¿O a caso sólo habituarme a sus frecuentes visitas?
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