Elisa estiro el brazo una vez mas. Estaba harta de hacerlo pero sabia que no tenia otra opción. Seis taxis habían parado pero todos con la misma celeridad con la que lo habían hecho, tambien habían partido. Nadie quería ir a Huascaran.
" No, señorita. A ese barrio no entró ni a balas" - había dicho el ultimo taxista
El ensordecedor ruido de la avenida Javier Prado le producía jaqueca pero aun mas molesto eran comentarios como el anterior. Francamente eran para ella una bofetada a su orgullosa chaqueta "Universidad de Lima" que lucia como un recordatorio de adonde correspondía. Y aunque siempre al salir de clases, muchos se ofrecían a llevarla a casa, ella jamás aceptó. No por una pudorosa conducta, sino mas bien por una inconfesable verdad.
Bufando su bronca, tuvo que cruzar el puente peatonal, que une la universidad con el paradero de los omnibuses que van hacia el centro de Lima y donde pocos, poquísimos chicos de esa casa de estudios utilizaban. Solo los becados y los hijos de los nuevos ricos. Además estaba el mal rato de ver a la chola que berreaba en una de las esquinas del puente, con dos hijos en sus piernas pidiendo "ona culaboraceonceta" como ella solía decir en tono de mofa a sus compañeros de clase. Mas de una vez trato de hacer que el alumnado firmase un memorial donde pedían a las autoridades de la universidad que desaparecieran a la chola del puente por "atentar contra las normas del buen gusto y del ornato", pero como los alumnos estaban mas envueltos en "¿como están las olas hoy?" y sobre "¿donde es el nuevo rave?" además del hecho de que pocos, poquísimos utilizaban el puente, habían hecho que sus propuestas no prosperaran.
Mientras camionetas 4X4 salían de la cochera de la universidad al mismo tiempo que autos deportivos y motos de competencia, Elisa caminaba hacia el horrendo paradero para subir a una horrenda combi para poder llegar a su horrendo barrio. Urbanización para los amigos, claro, pero barrio para ella. Al subir la escalera, imaginaba que los peldaños de concreto eran en realidad pasos de su propio ascenso social. De su éxito en la vida. Dentro de poco ella seria una contadora graduada de la universidad mas pituca de toda lima, definitivamente no la mejor universidad pero si una de las mas excluyentes antes que exclusiva.
Luego de la universidad, vendría un trabajo en una corporación multinacional. "Claro que hay que comenzar de abajo, hija, pero menos de mil dólares no ganan, eh" Sucesivas promociones laborales harían que en menos de un año ella contara con la bendición de sus superiores que la nombrarían tesorera o contralora talvez, de la sede local. Y en pocos años, tres a lo mas, la escogerían para trabajar en el exterior y al fin salir de este pueblito de mierda llamado Perú. Porque este país le quedaba chico a ella. Elisa merecía lo mejor de lo mejor porque...
"Ona ayoditaaaa para mes hejetooooss..."
Los berridos de la chola de mierda la sacaron de su burbuja justo en el momento en el cual estaba por darle el si, en la Abadía de Westminchester a un gringo igualitito a David Beckham. Porque aquí habrán gringos pero al final ya están contaminados por el virus de la choleria. Ella quería uno 100% primer mundo, impoluto y sin ningún tipo de manchas a su anglosajonada armadura.
"Ona ayoditaaaa para mes hejetooooss..."
Apuro el paso para dejar atrás a esa representante de esa horda de apestados llamados peruanos, cuyo imperdonable pecado fue vivir aquí siglos antes que los conquistadores del viejo mundo y que luego de sobrevivir a la animalización de su raza solamente pretenden seguir existiendo debido a la generosa ayuda de algunos peatones y definitivamente, a la misericordia del de arriba.
Bajo las escaleras casi corriendo, casi escapando sin la misma gracia que había tenido al subir las mismas. Se sentó muy a la inglesa en el paradero a esperar el vehículo que debía de transportar a la contadora Elisa a su residencia donde su esposo Beckham tendría de esperarle romántico él, anglosajón él, para decirle mil poemas como...
"Pie derecho, bajaaaaan!!. Toda la Javier Prado, toda la Javier Prado, Wilson, Colmena. Sube, sube. Pisaaaaa!!"
Otra vez, otro cholo reventaba una nueva burbuja de rubia y blanca felicidad. |