Corría el invierno del quinto año de primaria como corría el viento, mientras que Lukas se encontraba jugando con unos compañeros de salón, quienes a su vez también esperaban a sus padres de la reunión de A.PA.FA., aunque deberían decir A.MA.FA., porque eran puras Madres las que se congregaban allí. Cuando de repente una vocecita femenil se dirigió a Lukas diciéndole –Jugamos-. Lukas volteo al instante topándose nariz a nariz con la nueva de la escuela de la cual solo se sabía su apellido: Collins. Lukas se avergonzó por dicha situación retrocediendo en el acto, segundos después inclinando la cabeza observa una botellita vacía entre las manos de Collins. Ella interpelo diciendo –Quieres jugar conmigo-, mostrándole la botellita vacía. Lukas saliendo de su sorpresa pero tímido como siempre le dijo con voz bajita –Pero yo no se jugar a eso- señalando con un índice tembloroso a la ya mencionada botellita. -No, no importa yo te enseño-, le dijo Collins que cogiéndolo de la mano lo llevo al salón contiguo. Y una vez ahí:
LUKAS: Oye ¿es necesario estar solos para este juego?
COLLINS: Sí, sí lo es.
LUKAS: ¿Y quién te ha enseñado este juego?
COLLINS: Mi hermano, aunque él no lo sabe.
LUKAS: ¿Qué? ¿Cómo es eso?
COLLINS: Si, es que yo lo espiaba por el jardín la vez que hizo pasar a su cuarto a un amigo y a dos chicas más que también llevaban una botella consigo.
LUKAS: ¡A ya!, entonces para este juego necesitamos más personas.
COLLINS: ¡No! También se juega entre dos, porque hay días en que sólo viene una chica y ambos se sientan alrededor de la botella.
LUKAS: ¿Alrededor de la botella? ¿Y como se juega?
COLLINS: Simple, te sientas ahí, me siento aquí, ponemos la botellita por acá, y de ahí tu tienes que girarla.
LUKAS: ¡Yo! Pero…
COLLINS: ¡Sí, tú! El hombre es el que empieza a girar la botella primero, mi hermano es el que siempre lo hace, pero si tu no quieres lo hago yo.
LUKAS: No, no. Está bien, lo voy a hacer.
Y así comenzó a girar la botella vuelta y vuelta hasta que se detuvo y entonces…
COLLINS: ¡Que bien, que bien! Yo mando.
LUKAS: ¿Qué? ¿Por qué?
COLLINS: Sí es que el poto manda al pico, así que yo te mando a ti (je, je) y tu tienes que obedecerme.
LUKAS: No, no vale no sabía las reglas, otra vez.
COLLINS: ¡Eres un picón!
LUKAS: Es que no sabía.
COLLINS: Está bien, está bien pero que sea la última vez que te picas.
Y otra vez Lukas procedió a girar la botellita, y giro y giro, hasta que se detuvo, y…
LUKAS: Chez, que lechera.
COLLINS: ¡Bien, bien! Ahora sí te mando.
LUKAS: ¿Y qué es lo que quieres?
COLLINS: Quiero que cierres los ojos.
LUKAS: ¿Para qué?
COLLINS: Sólo ciérralos. Pero bien cerraditos ah
Y entonces con mucha cautela Collins se fue acercando poco a poco hacia Lukas, hasta que… Plop, comenzó a besarlo. Lukas paralizado por la sorpresa y por esa nueva sensación, no sabia como reaccionar, se le veía de lo mas raro, hasta que de repente empujo a Collins con tal fuerza, que le hizo lanzar la botellita por los aires, que giro y giro hasta que salio por la ventana del salón. Lukas hizo un gesto agrio, como el que una vez hice cuando había chupado limón entonces sorprendido y Ruborizado se tropezó con las carpetas del salón y salio a la carrera. Al instante Salí de mi escondite, cogí la manoseada botellita y me dirigí hacia el salón donde se encontraba Collins. Y una vez ahí...
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