El cerebro se despegó del escalpelo y la cien dejo de latir y la ciento veinte sintió un alivio hay tres pelos en la pierna dos eran del telescopio y uno es una mandarina añeja la manija de tu tapial nunca fue noche ni mi gavilán, el mudo, nunca fue tapial después de todo y al fin y al cabo los mañanas siempre serán al final
Texto agregado el 12-12-2004, y leído por 216 visitantes. (1 voto)