Existió la pequeña peonza que inició el final de su camino. Fué arrojada al vació desde lo alto de la montaña.
Inexplicablemete se rompió un brazo.
Sus catorce dueños la enterraron junto a las demás.
Texto agregado el 12-12-2004, y leído por 281
visitantes. (7 votos)