BLANCA
Blanca enfiló por milésima vez hacia la entrada de Maipú.No saludó a nadie y con paso firme avanzó por el sendero bordeado de pinos.Traspuso la zona del quincho,la segunda custodia,y se dirigió decididamente hacia el Chalet.
Llevaba un traje sastre blanco,de lino,anteojos oscuros y unas sandalias de altísimo taco.Colgaba de su hombro,como de costumbre,su gran bolso de cuero,cuyo contenido jamás fue revisado.
Tampoco su nombre figuró jamás en un Libro de Registro.Sólo una llamada del primero al segundo puesto,y de éste al tercero:”Entra Blanca” ó “Sale Blanca”.A cualquier hora,Cualquier día.
Ella tenía acceso irrestricto a la “Unidad Presidente”,como el personal llama habitualmente al Chalet.
Apenas si miró a los dos hombres de rostro provinciano,que se hallaban sentados en el living revestido en paneles de nogal,que alguna vez fueron cubiertos por telas orientales de color punzó.
Ambos miraban absortos como el noticiario mostraba una y otra vez los “cacerolazos” que terminaron con el gobierno.Las mismas imágenes que dieron la vuelta al mundo “levantadas” por todas las agencias internacionales.
Frunció el entrecejo en un gesto que por esos lugares muchos conocían y temían. “Blanca enojada,es una bomba de tiempo”,se decían algunos en voz baja.”Blanca no se mira,y mucho menos,se toca”,repetían otros.
Sin cargo oficial por el que responder,ni oficina próxima al Despacho en Palacio,Blanca era “los ojos del Presi” y enemistarse con ella era fatal.
Nadie supo nunca cómo logró ese ascendiente,ni como lo mantuvo durante los años que duró la malograda gestión.Ni el Mingo,mal educado y mordaz,se atrevió a molestarla nunca.Llevaba la verdadera agenda,no la “oficial”.Llegaba a las reuniones mas privadas antes que nadie; grababa todas las conversaciones y se retiraba última ( o al menos eso suponían los que se retiraban antes) .
Se dirigió a la derecha,al dormitorio presidencial.De un golpe de vista,agendó que la cama estaba deshecha,con las sábanas de hilo que ella misma eligió,cuando decidió desterrar para siempre las de raso que le gustaban al anterior ocupante.
El espectáculo que se ofreció a sus ojos,no pudo menos que sorprenderla.Parado sobre la cama,con una musculosa y un calzón floreado,un hombre bajo ensayaba colocándose una banda presidencial,mientras se observaba en el espejo de la cómoda.
Su torpeza era evidente,pero lo hacía con energía y con una amplia sonrisa.
-“Sobre el otro hombro”
“Cómo decís?” le replicó el hombre bajo.
“Que vá sobre el otro hombro,sino te va a quedar cruzada” amplió Blanca.
Sin discutir,el hombre bajo cambió la banda de hombro.Sonrió satisfecho.
“Es que esta tarde juro,sabés y no quiero hacer papelones”.
Blanca no le contestó.Se paró frente a la cómoda de nogal,y,abriendo el cajón superior comenzó a vaciar el contenido en su bolso.
De a uno,papeles,cassetes,dinero,lencería,cosméticos, fueron quedando en el interior del mismo.
El hombre bajo no aguantó mas,y acercándose por detrás le dijo:”Vos quien sos?” “¿De la familia no...no es cierto?
“No”,contestó la mujer.”Yo soy Blanca”.
“Y vos sabes quien soy yo?” replicó el hombre bajo.
“Si.” contestó Blanca,mientras seguía guardando cosas en su bolso.
“Te llevás todo?” bromeó el hombre bajo.”¿No me dejás nada para mi?”
“A menos que quieras usar lencería femenina... no creo que haya nada que te interese” respondió la mujer.”Son mis efectos personales” agregó.
“Y los guardabas en el dormitorio del Presidente? Es por lo menos raro, no?”
“Para mi no”.
Blanca se dirigió a la mesa de luz izquierda y abrió el cajón superior.Daba espaldas al hombre bajo.
“¿Allí tambien guardabas cosas?” preguntó con tono socarrón en hombre bajo.
Blanca se dio vuelta de golpe.Empuñaba una pistola pequeña,de pavón oscuro.El hombre comenzó a retroceder...”Pará,piba.Que se te puede escapar un tiro...no jodás con esas cosas”.
Blanca le dedicó una media sonrisa,y alojó el arma junto con las demás cosas, dentro del bolso.
El hombre bajo suspiró.
”Esas jodas no me gustan,entendés? Ya tuve una historia con armas y quedé sensibilizado”.
Es tuya? Preguntó intrigado.
“No me llevo nada que no sea mío.” Respondió Blanca con voz neutra.
Se dio vuelta para marcharse,pero el hombre bajo,cambiando el tono de voz le dijo:
“Quedate un rato,piba.
Quedate mientras me visto,asi me asesorás en la ropa que me debo poner...
Dale,si no tenés apuro”.
“Apuro,lo que se dice apuro,no tengo” pensó Blanca.Estoy sin trabajo,sin relaciones,sin guita,lo que se dice “En la vía”.
Se sentó en el borde de la cama.
-“Donde está tu ropa?”
-“Todavía de sastrería no me mandaron nada.Tengo lo que guardé en mi bolso, pero es casi todo sport,nada formal.
Aquí ,en el placard ,hay un traje negro,pero no creo que me quede” .
“Probatelo”, dijo Blanca en tono imperativo.
El hombre bajo se dirigió al placard y sacó el traje.
Se puso el saco sobre la musculosa.
“No está mal”,dijo.”No me queda nada mal”.
“El pantalón te va a quedar largo,pero yo te hago la bocamanga”
Blanca se dirigió al último cajón de la cómoda y sacó un estuche marrón, con elementos de costura.
“Dale, ponete esos pantalones de una vez”. “Y calzate, que de otra forma no se puede medir el largo”.
El hombre bajo se puso los zapatos.
-“Vos no sos turca, no?”
-“No,porque?”
“Por nada...no tengo buenos recuerdos de las turcas”
- “A mi tampoco me gustan los turcos,si eso te tranquiliza”.
“Yo voy a pasar a la historia como San Martín”.Este va a ser un gobierno de lujo,no como el anterior.”
El hombre bajo comenzó a caminar mientras hablaba.
-“Me voy a rodear de gente exitosa.De Gobernadores.Gente que sepa lo que hace”.
¿Te parecen bien Gobernadores?
- “No pongas boludos de esos que dicen todo que sí”,murmuró la mujer.
- “No se para que te lo digo si seguramente harás todo lo contrario.
- No,Piba.Yo te escucho.Yo te entiendo.
- A mi me gusta la gente como vos,directa,franca...
Decime,¿ Vos que pondrías?
Yo no pondría boludos...ni chupamedias
.Pero tampoco chorros notorios.
Mejor desconocidos...para cuando los conozcan,ya pasaste.
Se paró y se acomodó la pollera.
-Bueno,me voy.Suerte.
-Pará,chiquita.Tanto apuro tenés?.Yo aquí no conozco a nadie.
Vos sos la primera que me habló...Seguro que estás sin laburo..
.Para qué te vas a ir?
Quedate,al menos unos días hasta que yo me habitúe a la casa...y al gobierno.
Dale,quedate.¿Qué vas a perder?
Blanca lo miró a los ojos.Algo la tranquilizó.
Lentamente caminó hacia la cómoda.
- Este es mi cajón,entendes? Y no se toca.
Uno por uno fue devolviendo al mismo todos sus efectos(menos la pistola,por las dudas).
El hombre bajo se recostó en la amplia cama.
Vení,Piba,que todavía faltan un par de horas para la jura.
Blanca se quitó las sandalias de taco alto y se sentó a los pies de la cama.
- Andá a bañarte.
El hombre bajo marchó al baño.Ella se desnudó en un instante y se cubrió con la sábana.
“Hogar,dulce Hogar” Pensó.
El hombre salió envuelto en una bata blanca que le quedaba grande.
Ella apagó la luz.
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El avión rodó pesadamente por la pista. Al pie de la escalerilla una larga fila de autos aguardaba su arribo. Los incondicionales fueron los primeros en acercarse.
El hombre bajo apenas saludó, y con paso vivo se dirigió al segundo auto.
“Ella viene conmigo” dijo entre dientes.
Blanca se acomodó con su bolso en el asiento trasero.
La caravana partió raudamente con rumbo desconocido.
Claromecó,Buenos Aires,Argentina.14 de enero de 2002.-
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