Estoy sentado en casa viendo la televisión(ya sé que no debería hacerlo pero soy débil) y observo a esas personas que salen en imagen, los presentadores de los programas, los cantantes, los actores y actrices de las películas, los invitados famosos que se entrevistan y me doy cuenta de algo, hace quince años estaban igualitos que ahora, entonces me voy al dormitorio y busco esa caja de zapatos donde guardo las fotos, yo no estoy igual, ni mis hermanos, ni mis padres, ni mis amigos, todos estamos más viejos, gordos, canosos y ajados, unos más y otros menos, pero más viejos al fin y al cabo.
Me doy cuenta que la televisión es como una fuente de la eterna juventud, una fuente muy cara, entre cremas, tónicos, leches limpiadoras, revitalizantes antiarrugas, potingues hidratantes que luchan contra pérdida de lípidos y las facturas de la clínica de cirugía estética, eso de estar joven debe de salir por un ojo de la cara y se me había olvidado el entrenador personal y el gimnasio.
Después de este pensamiento me quedo algo preocupado, algo debo hacer, lo primero es ver que necesidades tengo, me voy al cuarto de aseo, me desnudo y me coloco delante del espejo, me cuesta trabajo ver mi cuerpo, tanto pelo me lo impide, en fin, más o menos me hago una idea, me sobra algo de tripa(“algo” pesaría 20 kilos), me falta pelo en la cabeza y tengo arrugas en la cara, se salvan las piernas y los brazos(debe de ser genético). Me pongo de perfil y encojo la barriga para hacerme una idea de como quedaría, después me llego hasta el dormitorio y me coloco unas extensiones de cabello que tiene mi mujer en la cabeza y me vuelvo a mirar, me veo extraño pero es normal, se supone que me he quitado diez años.
Cojo un maletín de mi mujer y saco un bote de crema que pone “ Hidronutritiva con liposomas+Hydro+Elastine, hidrata y nutre a la vez, limpia y tonifica, cuidado esencial”, abro el bote y meto dos dedos, al hacerlo doy una arcada, lo vuelvo a cerrar y decido quedarme con las arrugas. A continuación abro el altillo del armario y saco mi antiguo banco de abdominales, me tiendo en él y hago una abdominal, escucho un crujido y siento un latigazo que me coge desde el culo hasta la nuca, así que me bajo y dejo el banco en el suelo, me es imposible volver a subirlo, mejor hago régimen alimenticio. Me voy al pc y me conecto a internet, entro en la página de una reconocida clínica de belleza y salud, tienen una opción de consultas on-line, les envío una foto actual y una de hace diez años y les pido presupuesto, me contestan rápido con esta frase “entre en la página web del Vaticano, aquí no hacemos milagros”. Visto lo visto decido preguntarle a mi mujer:
- Cariño, ¿crees que estoy bien?
A lo que ella me contesta:
-¡Estás pa comerte de arriba abajo!
De lo feliz que me he puesto me entra hambre y sed, así que me preparo un bocadillo de chorizo y me abro una cerveza muy fría, me siento en el sofá y pienso en esos infelices de la tele.
Luis Barrasa Martínez(Barrasus), Sevilla 11 de diciembre de 2004
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