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Brotan redondos angelitos de tus labios
Sonrisa y música, es melodía tu leve intención de sonreír
Y cuando duermes y tu piel roza la ropa transparente
Emergen diminutas mariposas, que translucen,
Que vuelan, incandescen y en un instante se evaporan
Blancas y conventuales palomas protegen agitadas el nido de tu pecho,
Tu respiración tranquila, tus senos firmes y dormidos
Un coral rojo, húmedo y cortante, meciéndose en la tibia marea de tu vientre,
Protegiéndose, íntimo y prohibido entre tus piernas,
Resguardado, en el oleaje de tus curvas
La noche cae en silencio en tu cabeza sobre tus ojos-lagunas,
el lomo terso de tus muslos, son delfín de río, son ópalo rojizo
Tu piel suave y tibia como el viento de verano
Y la arcilla moldeada de tu vientre, barro cocido, vasija
Guardando un horno, una promesa
El extenso desierto de tu espalda, las dunas, los vientos, el sol del mediodía,
Mis yemas te recorren lentamente, sin tocarte, velándote asombrado
Tú, prohibida y tierna, suave y firme, noche y día
Mi geografía, cielo, tierra, selva, mar y fauna.
Tú, dormida... a media luz.
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Texto agregado el 02-07-2003, y leído por 843
visitantes. (10 votos)
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Lectores Opinan |
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11-04-2005 |
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increiblemente bonito. imágenes estupendas. mis felicitaciones!un saludo adnara |
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21-02-2005 |
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Propongo esta versión. Por supuesto, sólo eliminé tantos y tantos adjetivos que tanto y tanto te gusta colocar, e hice algunos cuantos ajustes:
Brotan ángeles de tus labios
Sonrisa y música, es melodía tu leve intención de sonreír
Cuando duermes, tu piel roza la ropa transparente
Emergen mariposas, que translucen,
Que vuelan, incandescen y en un instante se evaporan
Conventuales palomas protegen agitadas el nido de tu pecho,
Tu respiración tranquila, tus senos firmes
Un coral rojo, húmedo y cortante, meciéndose en la marea de tu vientre,
Protegiéndose entre tus piernas,
En el oleaje de tus curvas
La noche cae en silencio en tu cabeza sobre tus ojos-lagunas,
el lomo de tus muslos, son delfín de río, son ópalo rojizo
Tu piel suave y tibia como el viento de verano
Y la arcilla de tu vientre, barro cocido, vasija
Guardando un horno, una promesa
El desierto de tu espalda, las dunas, los vientos, el sol del mediodía,
Mis yemas te recorren lentamente, sin tocarte, velándote asombrado
Tú, prohibida y tierna, suave y firme, noche y día
Mi geografía, cielo, tierra, selva, mar y fauna.
Tú, dormida... a media luz.
demabe |
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11-02-2004 |
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Vine a dar por aquí por recomendación. Hache tenía razón; es un gran texto, como dice Gabrielly, una obra de arte. Dejo mis estrellas a cambio de la oportunidad de haberte leído. Borarje |
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13-07-2003 |
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lo leí hace ya días... de vez en cuando algunos trozos me visitan... por eso sé que me gustó tanto tanto y que no fue flor de un día... que maravillas escribe usted, oiga lo del coral rojo, sublime... un placer como siempre y más que nunca leerle... rnahimla |
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04-07-2003 |
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Que lluvia de imágenes, es genial. Besos burbuja |
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