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Inicio / Cuenteros Locales / Corsario / BHANDOR EL DRAGÓN-2a PARTE.

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"Cada cierto número de millones de años, NEMESIS, la ESTRELLA DE LA MUERTE, que sería la culpable de la destrucción de los dinosaurios, se acerca a la Tierra. Aparentemente es un Sol que cruza su órbita con la de nuestro Sistema Solar, arrastrando gran cantidad de asteroides. Su próxima visita se calcula para el año 2126 D.C.
Pero no es la única amenaza. El Asteroide 100 SG 344, viene en dirección a nuestro planeta y llegaría el año 2030 D.C. De chocar con la Tierra, causaría un desastre similar al hundimiento de la Atlántida y el Diluvio consecuente".

EL FIN DEL IMPERIO DE LOS DRAGONES.

Yo, Bhandor, a los humanos y a los escorpiones, sus futuros sucesores en el mando de la Tierra, les digo:

El Planeta Tierra giraba igual que ahora, hace millones de años. Sólo su Eje era otro.
Estaba habitado por lo grandes Saurios, tanto en la Tierra como en el Mar, quienes dominaban absolutamente sobre las demás formas de vida.
Entonces el Gran Dios entregó el dominio del planeta a los Dragones, Seres Superiores, que lo gobernaron por millones de años.

(Si tomamos los 60 segundos de la esfera del reloj, como el tiempo de vida de la Tierra, los saurios vivieron mas de 50 minutos y menos de 10 minutos es el tiempo transcurrido hasta hoy, en que escribo mis memorias y en el que se ha desarrollado la vida humana).

Los Dragones, en el cénit de su evolución, sólo con la Fuerza de su Mente, controlaron y ordenaron toda la vida existente.
La bondad de su índole los hizo perfeccionarse en el cumplimiento del honor, la lealtad, la solidaridad y demás virtudes que adornaban todas sus acciones.
La fuerza de sus cuerpos alados les permitían ir a cualquier lugar -frío, templado, tropical o submarino-sin mayor esfuerzo.
Voy a narrar los postreros hechos que acontecieron en el Reinado de Fhemor, su último Rey.

THALISGRÁN,su ciudad principal, desde donde regían el Mundo, estaba en lo que ahora es la Antártica.
Fué construída íntegra de grandes piedras de diferentes colores.
Rodeaba la Colina Sagrada donde se erigía el Templo Rojo del Gran Dios.
El Templo tenía en su centro una laguna de aguas termales que rebalsaba por un canal que recorría la ciudad, cayendo, a varios kilómetros de distancia, desde una cascada altísima, al cercano mar.
Las casas de la ciudad eran de dos pisos y coronadas por una cúpula transparente. Cada piso tenía alrededor de diez metros de alto, ya que los dragones eran de una estatura media de unos siete metros y unos veinte de largo.
En algunos lugares de la Tierra vivían dragones un poco más pequeños, de unos cuatro metros de alto y doce de largo. De estos últimos desciendo yo, Bhandor.
Todos los Dragones gustaban de la música, el arte, los deportes y los juegos.
Desarrollaron investigaciones científicas, químicas, físicas y astronómicas. Fueron los primeros en el estudio de la genética.
Como volaban, no usaban ruedas ni vehículos. Tampoco necesitaban otras armas que la fuerza de su mente y de su físico.
Así era mis antepasados los Dragones en tiempo de Fhemor, su último Rey.
Fhemor fue elegido por el Consejo de los Trece Reyes que gobernaban las Tierras y los Océanos.
Todo esto está grabado en la cinta magnética que circunda la Tierra.
Fhemor tenía unos bellísimos ojos rojos, de bondadosa mirada. Nadie podía sostenérsela por la fuerza que emitía. La energía de su aura salía por sus fauces -de colmillos blancos, largos y afilados- en forma de intensa luz. Su rosada lengua bípeda captaba los olores y señales diversas.

(Es falso lo que dicen los humanos de que los Dragones "hechaban fuego por sus fauces". La verdad es que su energía vital salía por ellos en forma de luminosidad y calor, que parecía fuego. Pero era sólo energía que no dañaba a nadie.
Yo estoy débil y viejo. Así y todo emano algo de luminosidad. Sólo eso. Fuego nunca. Son mentiras para darnos un tinte satánico. Nosotros nunca hacemos daño. Sólo ponemos Orden y nos defendemos. Para eso fuimos creados por el Gran Dios).

En esos días Fhemor estaba rodeado por lo sabios astrólogos. Estaba muy precocupado por las noticias que le contaban.
Miles de asteroides se acercaban a la Tierra, arrastrados por la Estrella de la Muerte. Pasarían tan próximos que existía un peligro real que algunos nos colisionaran.
-Thamión, tus observaciones del espacio siempre han sido correctas. Ojalá esta vez te equivoques. ¿Qué nos sugieres?- el Rey espera del principal astrónomo una respuesta. Una sensación extraña, como nunca había tenido, recorre su cuerpo entero. Comprende que cada minuto están más próximos de los asteroides que se acercan desde el espacio.
-Fhemor. Lo hemos conversado antes de venir donde tí. Las Fuerzas Dragoneanas deben concentrarse durante los próximos días- las fauces de Thamion exhalan la luz de su aura mientra comunica la única solución posible. Están reunidos en el Gran Parque. El cielo está despejado y una agradable brisa refresca ése día de Verano- Toda nuestra energía deben dirigirse contra los asteroides para alejarlos lo más posible de la Tierra. Hay cuatro que son realmente peligrosos. Los otros son relativamente pequeños, causarían daño si penetran la atmósfera, pero la Tierra soportaría sus impactos. En cambio los grandes nos destruirán. Sobre ellos tenemos que centrar toda nuestra energía para alejarlos de la gravitación terrestre. Si nos chocan, las consecuencia serán terribles. Que el Gran Dios nos proteja-
Fhemor preciente la tragedia. Por algo es el Rey de los Dragones. Es Sabio, Prudente, Sereno y Valiente. Pero no es el Gran Dios. El mejor de los creados no es nada frente a la Divinidad. Nada, absolutamente nada.
-A partir de mañana reuniremos a los más fuertes. Concentraremos por turnos la fuerza de nuestras mentes en los asteroides, de manera de alejarlos de su periplo. A medida que se vayan acercando colocaremos más dragones. Cuando esté muy próximos, todos, absolutamente todos, juntaremos nuestra fuerza en esta tarea.
Paralelamente habilitaremos las cavernas que llegan al fondo de laTierra, como refugio de los dragones que sobrevivan a un impacto, que ojalá, nunca ocurra. ¿Cuanto tiempo tenemos Thamión?-
-Teinta días Fhemor. Sólo treinta días-
-Informen a los demás Reyes. Díganles que debemos ordenar a los dragones en torno a la Tierra, de manera que siempre exista una Fuerza sobre los asteroides, siguiendo la rotación. De día y de noche. Que los Reyes estemos comunicados en forma permanente- Fhemor se despide y se aleja volando hacia la Colina Sagrada. Bebe del agua tibia del manantial. Entra al lugar del Templo donde brilla la Luz Eterna.
Los Dragones imaginamos a Dios como una Luz. Dios no tiene forma ya que es el Dios de todos. De los Dragones; de las grandes especies que viven en los grandes bosques de helechos o en los océanos; de los pequeños e insignificantes mamíferos; de los peces; de los insectos y de tantos seres diminutos. Dios es la Energía, la Luz. Ël es la Forma, la Vida, el Supremo Artista que da sentido a lo que crea. Es la Esencia, la Andrógina Divinidad.
En el Centro del Templo, el Rey piensa que, de chocar con uno de esos grandes pedazos de materia, todos se van a convertir en Luz y adelantarán su partida de este mundo.
Piensa en su bella esposa Fhenira. En sus pequeños hijos: Alfhion el intrépido princesito que gusta del Arte por sobre todas las cosas; Nhacasta la dulce dragoncita que combina el sumergirse en el Océano con el organizarlo todo; Bhertor, el estudioso que se concentra en la astronomía por semanas; Mahgda la soñadora que adora los bosques y las vertientes.
Los ojos del Gran Rey expresan una tristeza tan grande, como sólo un Dragón puede expresarla. Un suave rugido sale de su garganta. Sentado sobre sus patas traseras, extiende su regia cola sobre las verdes piedra que cubren el piso del Templo, de lado a lado, entre sus muros rojos.
Presiente la tragedia. No tiene miedo. Es un Gran Dragón. Es un valiente. Sufre por todos los seres que pueden ser destruídos. Ruega al Gran Dios. Ellos han sido cuidadosos y han guardado el equilibrio y hora, esto. Esto que viene de afuera, que no puede controlar. ¿O podemos?
Un Dragón no se rinde. Menos el Rey de los Dragones.
Se despide de la Luz y empieza a caminar lentamente hacia la salida. Desde las grandes puertas del Templo contempla la hermosa ciudad de piedra. El vuelo de los dragones y los juegos de los pequeños inocentes del peligro. A lo lejos el mar sobre el que planean pedoráctilos y en cuya fosas abisales viven gigantescos reptiles marinos, que asoman, algunos de ellos, sus cuerpos ondulantes sobre las olas.
Emprende el vuelo y se dirige al Palacio de Gobierno -Tenemos treinta días, no debemos perder un segundo - se repite mientras surca el cielo.
Pero todo estaba escrito. Fhemor desplegó toda su fuerza, inteligencia y capacidad de organización, para dirigir las acciones. Los dragones se agruparon en una inmensa línea que circunvalaba la Tierra, de manera de estar siempre un grupo en contacto con los asteroides. Una poderosa luz emergente se dirige a estos y los frena, intentando desviarlos de su trayectoria.
Los días pasan. Como precaución se habilitan los refugios subterráneos. Enormes cavernas dotadas de medios de subsistencia, hospitales, reservas de alimento, herramientas, libros y mucha esperanza, mas que todo, mucha esperanza.
Más todo fue en vano.
Aunque desviados en su trayectoria por la fuerza mental de los dragones, los asteroides chocaron entre ellos y uno de los mayores se desvió sobre la Tierra.
El impacto fué terrible.
Los dragones se refugiaron en las cavernas. La Tierra giró en su eje. Donde había bosques empezó a caer una sucia nieve. El cielo se cubrió de polvo por muchos años. Los mares inundaron la superficie. La temperatura cayó violentamente.
Sólo los dragones que quedaron mas cerca del fuego del centro de la Tierra sobrevivieron. Eran muy pocos. Quedaron muy débiles. Jamás se acostumbraron al nuevo clima. Los sobrevivientes comenzaron una larga agonía de millones de años.
Fhemor, el Gran Rey, murió junto a su familia y a su pueblo.
Fué el Fin y un nuevo Principio.
El Mundo va a cambiar de dueños.

Texto agregado el 11-12-2004, y leído por 236 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
27-06-2007 es una historia muy original, mis 4* NakaGahedros
14-01-2005 Bien, Tatehuari
 
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