Sentada en un convento, piensa una monja si hizo lo correcto. Juro no amar a hombre alguno, a nunca desnudarse si no fuera a solas, a nunca besar un hombre viviente, y a quedarse virgen por todos los tiempos. Meditaba la monja su matrimonio.

Meditaba un monje en las alturas una montana, si habia hecho lo correcto. Una vida de silencio, una vida sin familia en la compania de fieles extranos, de puertas abiertas, vientos frios, y de comidas ralas. Nunca habia sentido el tacto de una mujer, y sentando en la montana, jugaba con la tentacion.

Los novios se revolcaban desnudos y a zombasos. El novio por encima de ella, la hacia mojar entre las piernas en lo que metia todo lo suyo... ella mas se abria. Sus tetas rebotaban hacia arriba y hacia abajo ritmicamente; sus pies se aferraban al colchon cogiendo impulso contra las piernas y las nalgas que rebotaban en el aire. Secretamente, ambos se preguntaban "que mas habra en la vida?"

Arriba, Dios reia mientras decidia el destino de los frutos de ese acto: tendrian gemelos. Uno le serviria en un monasterio, y la otra en un convento.