En la más oscura y completa soledad de este corazón desesperanzado, suponte que un bosque crece, y que en el bosque crecen todo tipo de árboles, incluso aquellos que nunca has visto delante de ti y algunos inventados, como el árbol de golosinas... Extraño, ¿verdad?

Ahora imagínate estar en el único y amplio claro de ese maravilloso bosque, con el cielo nublado de tal manera que parece un cielo negro y tenebroso, con una lluvia que repiquetea en las hojas de algunos árboles; el aroma a hierba húmeda te acaricia y sonríes aliviada. Esto es lo que realmente te gusta de soñar.

Pero, antes de despertarte, deja de llover; todos los árboles se prenden de repente y estás rodeada de un círculo flamígero, que acaba con todo lo que te gustaba de este bosque.

De repente, un ángel baja del cielo rojizo; parece que sólo viste unos pantalones vaqueros negros como sus ojos... Y como sus alas.

-¡Ayúdame! –le suplicas -. ¡Sácame de aquí, por favor!
-¿Por qué? –te responde -. Ahora podrás sufrir lo que tú me has hecho sufrir a mí –y, tras decir esto, levanta de nuevo el vuelo, dejando tras de sí unas pocas plumas negras.

Triste, ¿verdad?

Imagínate como me siento yo.