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El idiota

El cielo vertía su ira sobre la tierra a modo de infernal tormenta, gritando en cada trueno: “mi nombre es destrucción”. Como soldados, las gotas de agua se congregaban en los ríos formando una legión que no perdonaba la vida de quien le obstruyera el paso. La tierra tembló ante la majestuosidad del cielo, y dejó de aferrarse a las raíces de los árboles, entregándolos como sacrificio a las corrientes de agua.

El cielo aumentó la tortura hacia la tierra, al cabo de dos horas de tormenta la densidad de los nubarrones se incrementó, trayendo como consecuencia una intensa oscuridad. El viento danzaba con los árboles; una danza exótica que incluía siempre la mutilación de las ramas o el desprendimiento de la raíz.

El viento embistió un corral de cerdos, las astillas volaron por doquier y se incrustaron en un grupo de cerdos, cuyos chillidos alteraron aún más a Gregorio, un inocente espectador que desde hacía varias horas contemplaba la tormenta desde la segunda planta de una casa de madera.

Gregorio saltó emocionado al escuchar los cerdos agonizar, y se rió como un idiota. Cada vez que reía la saliva le escurría de la boca haciéndolo lucir repugnante. Gregorio y la tormenta eran casi una sola cosa, eran como unos dementes excitados por el desastre que se fusionaban para celebrar la tortura de la tierra.

La puerta de la habitación de Gregorio se abrió, y apareció su madre con una cuerda entre las manos, lo tomó de los cabellos y comenzó a azotarlo. Gregorio gritaba aterrado, y emitía incoherentes palabras guturales, la madre no se conmovía ante el llanto de su hijo. Ella permanecía con su mirada agresiva, tranquilizándose a medida que lo golpeaba. Esta era su forma de expresar el desprecio hacia un hijo no deseado.

Después de la golpiza ató a Gregorio a una esquina de la cama y dio un portazo. Gregorio se retorcía en el suelo, y sentía deseos de acariciar su rostro, pero la firmeza de las ataduras se lo impidieron. Pasó varios minutos llorando en soledad, siendo consolado solo por la furia de la tormenta que afuera continuaba haciendo sus estragos.

Los cerdos sobrevivientes aún chillaban mientras se convulsionaban en el suelo embarrando sus pieles rosadas con lodo y excremento. El ruido de los cerdos volvió a alterar a Gregorio, quien en su afán de librarse de las ataduras, comenzó a morderlas como un roedor.

Las encías de Gregorio sangraban como consecuencia del roce con la cuerda. Al cabo de quince minutos, las ataduras fueron rotas, después se dirigió a la ventana para contemplar de nuevo la furia de los elementos. Esta vez gritó más fuerte, pues miró a los cerdos retorciéndose entre los restos del corral. Dio un puñetazo a la ventana y pudo sentir la fuerza del viento. Se sentía tan vivo que saltó de un lado a otro regando la sangre que emanaba de sus manos por la habitación.

Un golpe cargado de odio despertó a Gregorio de su trance, y así contempló la mirada histérica de su madre, que lo golpeaba la espalda con un el palo de una escoba. Gregorio se reveló por primera vez en su vida y volviéndose tormenta la golpeó con sus puños sangrando hasta ocasionarle la muerte.

La madre, rígida y fría recibió una descarga de odio almacenada desde años atrás en el hijo idiota, aquel que nunca recibió amor pero estuvo dispuesto a darlo, aquel que se ahogaba en dolor sin expresarlo, como un mártir sufriendo en el silencio. Mirando a su madre muerta Gregorio se echó a llorar, sollozando las únicas palabras que aprendió en su vida –¡Mamá! ... ¡mamita!. En soledad quedó acariciando el rostro deformado de su madre, y así en medio de aquel dolor, Gregorio se guardó la tormenta en sus adentros hasta el día de su muerte.

Texto agregado el 10-12-2004, y leído por 172 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-12-2004 Excelente! Sin nada mas ke agregar! miss_matanza_1
10-12-2004 Me parece una narración excelente, me gusta mucho tu estilo, la precisión con la que mides las descripciones. Usas un lenguaje muy literario y sinembargo no enfarragas el texto, haciendo muy cómoda su lectura. En cuanto al argumento y sus motivos me encantaría saber su origen. Un saludo. nochesnegrasyenblanco
10-12-2004 joe! sinapsys
 
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