Las ventanas de azúcar, que separan mi alma con el viento, están rotas.
Los azulejos de color rojo que llenaban mi pasar, ahora son negros.
Mi mano de sangre, que se encargo de proteger mi pensar, esta quebrada
¿Y mi alma?,
Al viento supongo,
¿y mis pies?, ¿a su asecho?
Que pasa,
Que condición de hombre llegue a ser,
Delirios;
Hojas de lata, piano de sangre,
Charcos de rosa, que se mueven al pasar de león
Ya nada es real, todo es.......
Mas bien irracional
Hormigas podridas sobre montañas de celofán.
Y mi alma cae, como el halcón perdido en busca del pez gobernador del río.
Me crecen alas de ves en cuando,
Y me mantengo en vuelo sobre los desiertos del mundo,
Recorro los caminos y sueño con tener pies en el bosque,
Donde muchos de los grandes robles que amo se encuentran tranquilos.
Pero cuando me doy cuenta que las alas que me sostienen,
No son mas que un papel quemado que se sujeto a mi por lastima,
Caigo,
Pero ahora no como un halcón,
Sino como una piedra en busca de barro,
Caigo y lloro lagrimas que no caen al suelo sino a un papel,
Lloro,
Aveces grito y pienso en los robles, en el bosque y en mis pies que pronto serán del polvo
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