La vida no pasa por el día que se fue,
Lo que pediría es volver a vivir,
El día tallado que te conocí,
Lo que pediría es volver a sentir,
La eterna dicha de verte venir.
Entre tantas angustias y sospechas sobre vos,
La ceguera terminó, cuando tu llanto apareció.
Mi dulce de plata, eterna jornada,
Extremas miradas posé sobre ti,
Tu cara traviesa y tus manos inocentes,
Son capaz de causar, todo lo que el presente aplasta,
Lo que el pasado sumergió,
Y lo que el futuro promete.
Mi dulce de plata, mi locura sos,
Sin manos mezquinas, con piel de algodón.
Que tiernos son mis días,
Y que largo mi amor,
Tu estampa chiquita,
Me impregna de sol.
Mi dulce de plata, mi locura sos,
Preciososo muñeco, sos mi insolación,
Tu vida es mi vida, la que Dios me dio,
Tu vida es mi vida, la que Dios me dio.
DEDICADO A MI HIJO IGNACIO (maidi) |