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El subversivo precoz
La estafa era monumental y aquel bravucón asusta viejas un vulgar ladrón disfrazado. No más auténtico que el papá noel del centro comercial, cuando al arranque por tirón de su barba blanca, una piltrafa mal pegada que se veía de engaño ya de lejos, enfadó como energúmeno provocando el pitote de correrías, griterío, lloros y risas de benjamines. Los tres acabaron retirados en escolta por los seguritas, a las malas maneras. Un cuadro abusivo y desproporcionado el que encontraron los padres cuando llegaron, al llamado público de altavoces. Él, convertido en el indeseable por escándalo, más joven, de la lista de los negados de admisión, un elemento subversivo del recreativo infantil, declarado cabecilla del sabotaje y el orgullo bien alto.
El más pequeño de ellos, un tanto lambujo, que cualquiera diría de deshambrido, le hacía más saltones los ojos, con los que arañaba ciertas verdades que atufaban.
Algo horrible, sospechaba el Renacuajo, debía estar ocurriendo, para obligar a sus padres soportar aquella farsa, mandando a silenciarle cada cinco minutos y atándolo al duro asiento de madera pelada a punta de amenazas: confiscación de chucherías o retirada del permiso de salida con el Carlitos y el Nano después del suplicio de la hora larga en la que secuestraban al barrio en pleno. Una liberación gracias al pago depositado en monedas que sin duda menoscababa luego sus provisiones. Imaginaba que de alguna forma, aquel cajón, donde iba a parar el botín, conectaba por su fondo con el lugar donde estaban secuestradas las infortunadas ánimas, que tanto nombraba el párroco y parecía atemorizar a los feligreses, por las que pedía rescate. Amedrentados, todos acataban sin chistar palabra.
Hasta los mayores rebenques, charlatanes de cantina, convertían en afásicos y eran ablandados, caras de magdalenas se les ponía, jetas de aulagas poco acostumbradas al rasurado. Ahumados todavía de incienso, corrían al término a mojar gaznate y escupir flemas. Daban ganas a levantar la mano, no entendía que efecto producía aquellos cantos hipnóticos sobre las gentes que respondían al unísono con tal desgana como sometimiento. Y a fuerza de inmovilidad y aburrimiento le pintaba espirales en los ojos, letras de extraño embrujo entrándoles por las orejas que provenían de las arengas del cura, letras que escapaban de un bocadillo de historieta sobre su cabeza de capirote y manos en aspavientos entre los vahos de sahumerio.
En señales, quedaron para rezagarse entre el tumulto que se afanaba en la salida. Así, escondidos detrás de columnas pactaron el escarmiento. Al Renacuajo no le importó sorroballarse, arrastrándose entre los bancos y esas tablas sucias que ponen para hincarse de rodillas. Agazapados esperaron hasta que reapareció, ya sin el ridículo hábito de fiesta. No vieron ustedes la cara de aquel cura, al hallarse desenmascarado, la puerta de la gran caja abierta y las monedas en mano a puñados y la voz del Nano retumbando en toda la iglesia ¡Ladrón! ¡Mentiroso! |
Texto agregado el 09-12-2004, y leído por 652
visitantes. (22 votos)
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Lectores Opinan |
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11-07-2005 |
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De una lucidez, coherencia y frenesí abismantes. Árbol de aprendizajes tu cuentos. Como muchos otros de los tuyos, por lo demás. venicio |
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02-06-2005 |
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Carajo, me resulta frenético en el empleo del vocabulario, me cautivó por la verborrea y la agilidad... un susurro* susurros |
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29-04-2005 |
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Muy bueno, narración, trama, final. Mis estrellas. Ruth |
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18-04-2005 |
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Te di mis cinco estrellas desde la sumisión ante dominio del diccionario. ¡Cuántas palabras te sabes!¡repápalos!
larsencito |
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07-03-2005 |
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Amigo: qué buen texto. De un tirón nos llevas por diversos vericuetos, como la vida, con un final...también como la vida. Canto mis 5 *, porque me gusta cantarlas, cuando el texto las vale. Voy por tu libro. Máximo islero |
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02-03-2005 |
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Encantadora historia, solo puedo agregar eso. Tu narración es perfecta y nos llevaste al final de la mano de esos niños, donde nos hemos visto reflejados muchos. Un abrazo y estrellas. Magda gmmagdalena |
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01-03-2005 |
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No lo había descubierto hasta hoy; nunca es tarde, si la dicha es buena.
¡Qué manejo del vocabulario! Turulatos (me permito usar el plural) nos dejas.
Yo me quedo en particular, pues me resulta muy sugerente, con esa figura del cepillo conectado con las criptas del templo...habitadas sólo por las ánimas cautivas.
Un abrazo. akim |
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20-01-2005 |
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Otro gran texto, con un gran final. Mis felicitaciones. carloel22 |
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19-01-2005 |
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desde alli me llega el sonido
las palabras que por alli
traban la gente,
el tropico
talves puedo alucir un poco u contribuir solo desde aqui en distancias
complejos de astucias.
donde las palabras son el anarquista
"en todo su peso"
inquisitoriamente establecido
con un aparente desorden,
y toda esta multidinaria masa de hombres
trabando el mismo trabalenguas,
la mentýra queda chica
y las palabras
toman el gusto es...
Juan
te saluda desde el oriente donde estos personajes lo hay pero donde?,
me parece que son mas transparentes en Latin America.
Istanbul Turquia Juan_Poeta |
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13-01-2005 |
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Parodia bien descrita. La viveza de las palabras pinta imágenes resucitadas, de carne y hueso respirando. El talismán revelador de la verdad como siempre está en la marginalidad: la infancia maltratada, el pecador inocente, los "fieles" ateos. azulada |
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08-01-2005 |
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Como dicen por aquí: !Qué fuerte! margarita-zamudio |
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04-01-2005 |
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Interesante relato. Mis estrellas. Dainini |
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04-01-2005 |
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Qué gran texto! Sorprendente sin dudas. Y qué final! Excelente. Un beso enorme. MCavalieri |
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30-12-2004 |
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Destapadores de verdades, no habían pensado los mayores qué pasaba con las monedas que allí depositaban... o no querían pensarlo, era más fácil. Impactante lo de "la hora larga en la que secuestraban al barrio en pleno". luna-lunera |
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28-12-2004 |
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una narración interesante... un abrazo
ruben sendero |
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21-12-2004 |
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vaya! menuda sorpresa, qué bien escrito y que uso tan magistral del vocabulario, sigo leyéndote, un saludo ondina |
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16-12-2004 |
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Estupendo. orlandoteran |
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11-12-2004 |
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Bonito punto de vista, el de los niños, aunque redactado con palabras de adulto conocedor de palabras poco comunes pero con mucha música, que remueven posos del vaso donde caen. Valiente final.
Abrazo y * graju |
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10-12-2004 |
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¡Bellísimo! no hay como los niños para idear crueldades... aunque desvelar a dónde van las limosnas es algo tan fácil... ;) Un abrazo. neus_de_juan |
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10-12-2004 |
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jejeje, la emoción de los niños nunca miente... Sería para misas hombre... Saludos. Nomecreona |
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10-12-2004 |
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Me ha gustado mucho el cuento, Pedro... me has puesto en la situación de esos tres niños, bueno en parte, creo que puede que nos recuerde a todos a nuestra infancia cuando nos obligaban a estar silenciados y observábamos ese comportamiento tan extraño... está muy bien llevado, pero además tienes un dominio del diccionario tremendo... Un besazo. anapolar |
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09-12-2004 |
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Me ha gustado tu relato, tiene mucho contenido... barrasus |
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09-12-2004 |
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Corta se me ha hecho la historia de los tres niños. El final estupendo. Enhorabuena. JuanRojo |
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