Si, camina al lado mío, pero no me mira ni me da la mano. Yo soy mas táctil y me da rabia. Por eso acelero el paso.

Oye ¿y si vamos de nuevo a ese barcito feo del otro día?.
Mmmmm estoy cansado. (siempre me ha gustado tu carita de preguntona)
¡Como que cansado! tu eres hiperkinético.
No, no soy hiperkinético, ¿de donde sacas eso?.(buscar frenético su auto)
A ver para.

Ya, paro y te miro, estoy impaciente por saber con que cosa saldrás ahora. Trata de evitar reír, estas fastidiado y quieres que lo note.

Quédate quieto por mas de un minuto.

Y lo intentó, ya no la mires, quédate quieto idiota, aquí en medio de este portal estrecho, quédate quieto ¿y si pasa alguien?, no te rías. Ya si tiene razón, no puedes quedarte quieto por mas de un minuto, la mano te incomoda, la pierna, la nariz ¡mierda! ya te desesperó, hahahahaa tenía razón pues ¿pero que ser humano puede permanecer de la misma manera un minuto completito?

¿Pero que ser humano puede permanecer de la misma manera un minuto completito?

Ah!, perdió el nene.

Mira esto.

(Un minuto después que pasó absolutamente mas rápido que sus 35 segundos)

Mierda, tenía razón soy yo el fenómeno.

Ja ja ja, hiperkinético, de veinte, no se puede quedar tranquilo, es un niñito.

Ya si, lo sé, ya.

Ja ja ja, que divertido, ya vamos al barcito feo.

No, te dije que estoy cansado...
No vale ahora, porque eres hiperkinético.
¿Eso que tiene que ver?
No te cansas, eres como un niñito saltón y ellos nunca se cansan, viste. (Y sonrió la muy linda)


Media hora mas tarde estaba en un bar, pero no en el barcito feo, sino en uno de mi propio gusto, si, que se ha creído, yo soy independiente y ninguna mujer me determina. (la auto ironía es un defecto apestoso y lo sé)

Uy! que lindo ese cuadro ¿cierto querido?.
No me gusta. Dijo y comenzó el repiquete de su pie contra la pata de la mesa.(tun tun tun)

De verdad es un cuadro ho-rri-ble. (sumergir la boca en el vaso)
A mi me gusta, si me gusta, te tiene que gustar.
A mi me gusta que me abracen en la calle.
A mi no me gusta abrazar en la calle, si no me gusta, no te tiene que gustar.
Eres un engendro dominante.
Y tu un engendro que no puede quedarse quieto.
Lo tuyo es patológico.
Y lo tuyo también.
Contigo no se puede hablar. (comerse las uñas)
Quieres pelear, me da risa cuando lo intentas, ¿Por qué mejor no te vas de una ves?, ya estoy harta de tus refunfuños inconformistas.
No quiero pelear, quiero conversar. (prender el encendedor)
Siempre es lo mismo, no parecieras valorar nada de lo que te doy.
Si lo valoro. (observarla)
Mentira, ya me tienes harta, me tienes repleta con tu mierda, eres un estúpido.

La gente de las mesas contiguas miraba incómoda y con ganas de reír.

Y la que se va de aquí soy yo.

Y se fue, la muy mona, la muy zorrona, la muy perra, me dejó ahí, sentado con dos tragos a medio tomar, una cajetilla de cigarros rojos, un encendedor y mis palabras sin salida sobre la mesa ¿que mas puede pedir un hombre?. Y como si nada me perdí en mi mismo nuevamente, quizás lo único que haga correctamente es perderme en mi mismo, tengo talento para eso y ya resulta un extraño lugar familiar, hogar dulce hogar... (sorbo)


El suave y constante repiquete de su pie contra la pata de la mesa se acentuó, siendo escuchado por algunos a un radio de 2 metros. Lo miraron y el tipo sonreía y fumaba animadamente.

What a freak (dijo Sven).
Yeah (dijo Jack).