Mil sensaciones acosadoras, mil formas de morir que no me sirven,
los espíritus de indios muertos han venido a recomendarme que te olvide,
y digo, maldita sea si lo digo, que las guerras son para lucharlas,
hoy es mi artillería de lanzaderas, la que desespera al ver que no te alcanzo,
en esta estepa de tiempo perdido, donde solo un retal de tu ser, sería una victoria,
tú eres una forma de no estar aquí, tú me haces sentir que mi mente no coincide con mi cuerpo,
no, solo es espacio, solo es tiempo para desarrollar una guerra cruenta,
esta pradera de hierba ciega, que no se deja pisar sin recibir un disparo,
me dejo llevar por la sed de lucha, voy a trasladarme al campo de batalla,
si otros días tuve indiferencia a la muerte, hoy estoy dispuesto a aceptarla,
dejaré que la primera línea de fuego me contenga, permitiré ser blanco fácil,
que la lucha sea una partida, que esta lejanía de la verdad sea mi dueña,
el pasado me describe sensaciones parecidas, la historia me cuenta guerras bárbaras,
y si me abduce ese honor de ser guerrero, ¡que más da que no sea por conquistar una nación!
¿acaso importa que solo pretenda una gota diminuta de tu atención?
ojalá esa contienda me absorba de aquí, soñaría despierto, o sería realidad,
pero el ser arrancado de esta rutina, me concede deseos de libertad para ir a tu lado,
no lo entiendes, como no lo hacen los espíritus indios, ni las almas de los contendientes,
soy un ser de un mundo vacío del poder de luchar, en mi mundo solo hay automóviles,
he visto los cánceres de la historia, y los actuales son mucho peores,
y sigo queriendo luchar por estar contigo, continuo deseando levantar una espada,
solo que mi guerra es una triste utopía, y tu lejanía una aplastante verdad,
pequeña dama, de aliento sublime, elige la torre más alta, y estate atenta al horizonte,
este guerrero desahuciado de la posibilidad de matar o morir, se debate en nuestro tiempo,
mira las calles atiborradas de gente conformada o callada, y desea como nadie... ser arrancado.