Oda a tus cabellos.

Hoy no he querido escribir sobre tus ojos de otoño,
Tampoco sobre tu piel blanca como el pan que recién brota,
O sobre tus delineados labios
que se extienden como río de rosas pálidas.
Hoy solo quiero escribir sobre tus cabellos leonicos
Que rugen azotando el viento y perfumando mí oxigeno.
Corceles de oro negro que galopan
Consumiendo tu espalda y ocultando tus oídos.
Escribir sobre los miles de cuervos brillantes
Que emigran desde tu cabeza de flores.
Sobre aquel sombrío mar
Del que se escapan algunas olas para bañar tus ojos.
Urdiembre de tiernas estrellas carbonizadas
Que desde el recinto de tu corona caen como pincelazos salvajes,
Sabana bruna que desde el epicentro de su existencia,
Es separada por la delgada línea que tanto me recuerda,
Las fronteras que dividen los azules marinos.
¿Dónde están mis hilos ennegrecidos?
¿Por qué mis dedos fugitivos los buscan
Queriendo en ellos sumergirse y dormir eternamente?