Cada vela iluminada en su deseo
memoriza los momentos apagados
que un día, tal vez, solos vinieron
y hoy alegres compartimos recordando.

Vivencias con regalos y pasteles
se repiten cuando encuentras la nostalgia
de olvidados ayeres ya dejados
por el paso del tiempo y su distancia.

Y tu sueño devorado no despierta
porque piensa en su lucha y no regresa
del pasado escondido en sus relojes.

Pero sabes que tienes mi presencia
y el transcurso del alma sólo empieza
cuando se ama y se cultivan los amores.

Cuando pase un cometa y ya no brille
ten en cuenta pequeña, el alma existe,
tiritando de anhelo en su camino.

Porque antes y después de lo que fuimos
siempre empieza la esperanza en compañía
de tenerte y saber que dos vivimos.

Que dos somos, y dos: tú y yo… seremos.

Robinson Quiroz