Inicio / Cuenteros Locales / Todd_Anderson / El cardo
Desde hace tiempo, aunque no mucho la verdad, recorro la oscura soledad de los sueños; es fácil sobrevivir y, a veces, recuerdas lo que es sentirse vivo realmente.
Quizá el mejor momento de toda mi vida fue cuando en la inmensa soledad de un corazón desesperanzado pudo brotar una pequeña y adorable rosa roja; no había nada mejor que hacer, así que... La observé. La rosa creció, pero nunca se abrió; inexplicablemente, un rosal se formó a su alrededor, y unas rosas crecían y se abrían, terminando por marchitarse, mientras que algunas se desprendían del rosal y desaparecían. Por mucho tiempo que uno observara, aquella pequeña rosa roja no se abría; los únicos cambios que sufría era un despertar bañado de rocío, que embellecía aún más su perfil.
Y llegó el día en el que crecieron también otras dos plantas: una rosa blanca y un cardo. Creo que era la hora de decidir, y la pequeña rosa roja eligió a la rosa blanca, y también desaparecieron, dejando al pobre cardo sólo...
Hasta que decidió marcharse para siempre de las vidas ajenas.
Entonces, mi manera de ver las cosas cambió. |
Texto agregado el 08-12-2004, y leído por 146
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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09-12-2004 |
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buen texto, bien escrito, migu |
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08-12-2004 |
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Muy bonito... me recuerda que hay personas ke llegan y nos cambian toda la vida... Yuridia |
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