La vida se presenta al mundo en forma de un perro,
junto a ella (dentro de la casa), un llanto hace llorar de emoción
al patrón. Era un hermoso varón.

Algo hizo que esas dos vidas llegaran al mismo tiempo
en el mismo espacio, con el mismo amor.

pasaron ya 6 años, y la amistad entre ellos crició.
La madre del paqueño perro muere, y el se aferra más a su dueño.

Juegan juntos en el parque, en el patio, en la habitación.
Pasaron ya años, de aquel día tan glorioso,
la amistad entre el perro y el nene ya nadie la puede romper.

Emprenden un largo viaje, a una ciudad desconocida,
donde el destino se encarga de separar, en un choque sin heridos gravas,
se separa este buen chico y su guardián.

Pasaron ya vario días, y el perro no lo puede encontrar,
Perdido en esta ciudad tan desconocida,
escucha los gritos y el llanto de un pequeño niño pidiendo ayuda,
se acerca y ve que se encuentra en peligro,
comienza a ladrar sin parar, corriendo de un lado a otro.
por la vereda de enfrente, ve a una anciana caminar,
corre hacia ella y de alguna manera, hace que esta lo persiga.

Llegan los bomberos, la ambulancia.
Un mundo de gente no lo deja ver a ese niño.
lo pisan, lo chocan hasta que se retira del lugar.

Se acerca la noche y no tiene donde dormir,
acostumbrado al calor de las sábanas de su pequeño niño, se empieza a asustar.
De pronto una persona tirada en el piso,
con muy feo olor y con la ropa roda sucia,
se le acerca, lo acaricia y lo cubre con una manta que estaba usando como almohada.

Se hacen muy amigos, aprende a sobrevivir en esta ciudad,
a buscar comida en los basureros y hasta robarle un pedazo de pan al panadero.
Este bondadoso hombre le dio por primera vez en la calle, algo de amor.
Casi acostumbrado a la calle, el perro no para de pensar en su dueño al que extrañaba con locura.
Al d¡a siguiente, se despierta, lame la mejilla del pordiosero, y este, muy frío,
no se despierta, sigue lamiendo toda la cara, pero el ni se mueve.
Pasan algunas horas, cuando llega un auto blanco muy grande y ve como meten al pordiosero,
que le daba de comer en una bolsa negra y luego en ese coche tan grande.

Lo espera en el lugar de siempre y el pordiosero no aparece.
Pasan los días, las semanas y todavía no aparece.
Con mucho ruido en el estómago, el perro (solo), comienza a buscar comida.
Pero ahora no le es tan fácil.
Comienza a llover sobre la ciudad y el perro (mojado y muy triste),
se echa a dormir, soñando bajo la lluvia, v‚ a su dueño,
con una sonrisa en el rostro que con las manos y por su nombre comienza a llamarlo.

Para de llover y se despierta.
Sale el sol, ya es de día, y empieza la misma rutina de siempre.
Caminando por las afueras de la ciudad, ve pasar un auto muy parecido al de su dueño,
lo comienza a perseguir, pero lo pierde cuando entra a la ciudad,
comienza a buscar el auto, y en un momento dado,
lo ve bajar del auto, junto a sus padres.
Moviendo la cola sin parar comienza a ladrar muy desesperado,
el chico se da vuelta y el sueño del perro se hace realidad.
Salta a la calle para ir a las manos de su querido dueño,
quien tanto buscó y tanto quiere,
cuando se encuentra con un camión que viene hacia ‚l a gran velocidad,
el tiempo se para, el sol le da en su frente, con la cola parada,
el perro se despide de su dueño y sabe que en otra vida se van a encontrar.