Reñida prontitud
efectiva eficacia
confortable resultado
inseparable de la tortuosa rutina.

Me quejo
añejo y detenido,
en medio del tumulto apresurado e infranqueable
(a la hora de lo desconocido),
del mar
que con cada oleaje
se transforma en crepúsculo ciego para sus ojos,
ciego para sus prontitudes.

Como reloj
avanza la vida en cada una de sus circunstancias,
como dictadura se determinan sus actos,
como engranaje se aparejan unos a otros
sin comprender el por qué
ni recibir sus frutos hurtados por manos invisibles.

Sólo plasman sus pasos
que como polvo vuelan de un lado a otro
sin sentido,
acumulándose,
estorbando a los ojos
que sin prontitud
sin efectiva eficacia,
observan al mundo detenidos
(detenidos de su mundo)
sin que el pavimento azote sus pies
o la rutina carcoma sus días