Nihilista. Saltó del universo, para desprenderse de lo humano. Realidad. Detrás de su figura, se escondía un hombre. Confianza. Lo reconocí, cuando su daga atravesó mi vientre. Rechazo. Nada hacía desprenderme de su imagen, más que su existencia. Ateo. Descreyó, aún transitando las tinieblas. Calidoscopio. Regresó a la única esfera de lo imaginario: su mente. Ana Cecilia.
Texto agregado el 01-07-2003, y leído por 313 visitantes. (2 votos)