Recuerdas tus ilusiones de los 15?, Aquella sensación de lo nuevo, el temblor de tus manos, tus piernas y hasta tus cejas por los nervios alegres. Y esa fuerza, casi rabia, que te impulsaba a hacer lo que deseabas, a cumplir tus sueños, poco a poco aunque te habría gustado dar saltos más grandes aún. En definitiva, lo recuerdas?, Pues todo eso lo hice yo.

Recuerda ahora aquel desencanto extraño de los 16, la empatía, el querer parecer duro, sin sentimientos, fuerte, enmascarar tu aspecto con piercings, gorros de todo tipo y anillos hasta en los dedos del pie. Lo recuerdas? Pues todo eso lo hice yo.

En los 17 te solté la mano, te dejé coger aire en tú soledad, en esa en la que te rodeabas de tanta gente, la recuerdas?, rodeado de carcajadas y sin dejar que nadie se acercase a tu castillo, pues también fui yo.

Y te llegaron los 18, la de vueltas que le distes eh¡, ya podré hacer esto y lo otro, ya no tendré que hacer aquello, mientras inconscientemente te cargabas de responsabilidades casi adultas. Te lo digo?, ya no hace falta, pero fui yo

Quisiste cerrar la caja de tus recuerdos durante un periodo, como dos o tres años, para a los 21 y hasta cerca de los 23 pelearte con todo, con otro nuevo trabajo, otro cambio político, otra casa, otra chica (esta ya mujer), y el desencanto que a su vez se peleaba contigo... Vale lo reconozco, se me fue la mano, mis disculpas, pero tiene su sentido.

A los 24 decidiste que te tocaba vivir y antes de que trazaras las pautas ellas te indicaron el camino a esa vida alegre, sin desenfreno, esos sueños tuyos hechos realidad, esas ganas recargables, sinfín..., que bien lo pasamos eh?, empezaste a comprender muchas de las pocas cosas que merecen la pena.

Y ahora que tienes que mirar tu documentación para recodar la edad que tienes, ahora que te confieso que fui yo, después de este ejercicio de memoria, dime... ahora a que jugamos?