caminó, miró por la ventana y el aún no aparecia, volvio al sillón donde tiernamente acaricio al gato, aquel gato blanco de ojos verdes que tantas veces le habia hecho compañia mientras el llegaba, encendió el estereo, se levantó, fué a la cocina, miró el refrigerador como tantas veces lo habia mirado, aún a sabiendas que no habia que preparar para comer y pasar el rato, volvio a la ventana, vió algunos autos pasar, suspiró profundamente, el gato ya se habia ido cuando dio la vuelta, volvió a sentarse y allí poco a poco fué cerrando los ojos, primero un parpado cayo, luego de una ardua lucha el siguiente tambien bajo, quien iba a pensar que era la ultima vez que estaria despierta.
de soledad tambien se muere |