Hoy, viernes 3 de diciembre, me siento eufórico. Sentimiento raro para mí. Jamás lo había sentido.
Toda mi vida ha sido igual.
A mis 43 años, cada día desde hace 21, la rutina, inexorablemente, a las 4 a.m. suena este viejo despertador.
Tomar los dos ómnibus, para poder llegar a la curtiembre.
Ya me acostumbré a los olores, nunca me voy a acostumbrar a las emanaciones accidentales que mataron a Jorge, en el 84, y que a mí me dejaron con un pulmón de menos.
No sé porque me salvé. Yo ya era lo que soy, un fracasado, un inútil, en cambio Jorge tenía todo para vivir, esposa, hijos.
No soy un tipo feo, no entiendo porque jamás una mujer me miró con amor, aunque sea con deseo. No conozco otro acto sexual, que no haya sido paga mediante. Y con lo que yo cobro, los tiempos en el seguro de desempleo, obviamente no fueron muchas.
No estudié, mi viejo, el tano siempre decía que había que hacerse hombre trabajando y no vistiéndose de blanco como una mariquita. Y al viejo no se le discutía nada, y menos cuando llegaba borracho, de jugar al mus, y se la agarraba con mi madre hasta dejarla sangrando.
Ahora me pregunto porque no lo maté.
Me sé la contestación de memoria. Me faltan cojones. Siempre me han faltado, para todo.
Y no es que no haya tratado de pelearla, pero la vida quiso esto para mí, y al final me resigné.
Me resigné a rentar estas cuatro paredes donde vivo, con el colchón apolillado, un ventanuco que no da a nada y goteras por doquier. Ya llevo tres meses sin pagar la renta, y ya recibí el cedulón de desalojo.
Pero vuelvo a mi euforia de hoy. Hoy voy a transformar mi historia. A partir de hoy recordarán mi nombre porque tuve la fuerza, la valentía, el coraje, de afrontar la situación como lo hace un HOMBRE.
Desde hace 6 meses, que entro sin que me vean, en la enfermería de la curtiembre.
Fue un trabajo de hormiga, para que nadie notara las faltas.
Hoy una caja de Valium, la semana pasada dos cajas de Lexotan, hace un mes en aquella caja llena de polvo, encontré 10 cajas de Anafril (no se para que sirven, pero dicen: psicofármaco, medicamento controlado), 5 paquetes de aspirina.
Y si todo esto no fuera suficiente, hoy cometí mi primer delito. Del bolso del compañero nuevo, le saqué la plata que tenía.
No fue maldad, es que la necesitaba. Tenía que comprar la botella de vodka. Leí una vez, que es la mejor bebida alcohólica, para estos asuntos.
Hoy es viernes. Sé que si alguien llegara mañana, todavía se podría hacer algo por mi vida.
Por eso esperé hasta el día de hoy, toda la noche del viernes, todo el sábado, todo el domingo. No podrán hacer NADA. He tomado todas las precauciones.
Entonces yo me libraré de mi cruz, volaré a otro lado, y por primera vez en la vida, tendré paz.
Ya es hora, abro todas las cajas con minuciosa expectación. Algunas están un poco descoloridas. No importa, no es el color lo que mata.
Y ahora lentamente destapo mi botella del líquido elemento que sellará el fin de este pacto, con la sangre que corre por mis venas.
Bebo, y tomo pastilla, tras pastilla, y bebo, bebo.
La pocilga en que vivo, o vivía, se está transformando. Ahora es grande, borrosa, con luces......oscuridad total, creo que crucé el umbral.
La luz, veo la luz......es resplandeciente, y dos figuras majestuosas están a cada lado de ella. Se mueven, como meciéndose.
Lo logré, lo logré. Esta vez, el fracaso no pudo conmigo.
Pero.......existe el dolor en esta dimensión?
Comienzo a sentir un rugir de tambores en mi cabeza, se me parte al medio.
La luz. Ahora tiene forma. Es rectangular. Y las formas majestuosas parecen telas movidas por la brisa.
Siento náuseas. Esto no es lo que yo imaginaba.
Cierro mis ojos, y espero.
Cuando los abro nuevamente estoy rodeado por la oscuridad.
¿Dónde estoy?
Increíblemente muevo mi brazo, al sentir esa música molesta que intenta romper mis oídos. Y toco......el despertador.
Marca las 4 a.m. del lunes 6 de diciembre.
Estoy mareado, pero logro encender un fósforo.
Allí están todos los despojos de mi armamento para terminar con mi suplicio.
Sólo entonces reparo en algo muy pequeño. Enciendo la vela. Leo, cada caja de medicación.
FECHA DE VENCIMIENTO: octubre de 2000, marzo de 1998, setiembre de 1979.
Aunque me sienta mal, me visto.
La curtiembre me espera.
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