A veces, cuando el tiempo se asoma
y ves pasar ante tu vida la soledad,
un lirio azul de tu mirada entorna
al fuego dulce de la intimidad,
las ansias verdes saltando bullen
con techos rojos y grandes puertas
donde esos niños toscos se escabullen
en juegos de sentires que despiertan
una mirada encontrada y taciturna
con otra parecida más lejana
la de ella, mimética y diurna
la de él, tranquila y desolada,
Se buscan a pesar de los minutos y las curvas
Imantadas, que separan
grandes ilusiones nocturnas
y estrellas desveladas.
Él, cóncavo cazador de sueños
Ella, lejana semidiosa del instante
Él, claro agricultor que ara lejos
Ella, mágica semilla alucinante.
Pregunta ella bailando en la lluvia
a los pies de la nube, y entre los vientos,
¿cual será el pensamiento que pasa y surca
sobre su amado y sus sentimientos?
Y camina chapoteándose la vida
de gotitas azules y violetas
girando sobre su eje distraída
da vueltas a la vieja rueca
del ser una enamorada silenciosa
que espera el día del acecho apasionante
¿y ser lejanamente mas hermosa
para un aún más lejano y tierno amante?
Por eso los amantes se preguntan
cada rato sobre sus sentimientos
es que ácida gusta
la miel negra de los sufrimientos.
Corazón, alma bella, lirio mío
si estás lejos, te busco, te llamo te aprisiono
te escribo, te canto, te persigo
como un pájaro que vuela de tal modo
que volando no se cansa, ni aminora
su lance descomunal e irreverente
ni el tornado ni el rayo lo demoran
para llegar hasta ti, ansioso y refulgente. |