Tú y yo.

En qué punto nos encontramos. Tú y yo. Yo sólo yo. Mientras siempre escapo, mientras siempre busco. Yo escapando, tú buscando, buscándome a centímetros.

Duermo en el día y despierto cuando muere el sol, me encuentro con la luz unos minutos antes de que empiece la noche, como tú y yo que al final somos todo, nada, un ser que en sí no lo es, que no encuentra, que se escapa, que busca, que sangra, vacío.

Mira que las líneas de este corazón hacen curvas como si buscaran un centro, tal como me buscas “perdido”… y yo perdiéndome.

Entonces siempre detrás de mí, siempre de espaldas a ti y tú queriendo ver mis ojos. ¡Me vas matar! No quiero, antes te mato, siempre tú y yo. Yo sólo yo, es que me quiero morir, es que ahora sólo tengo lo último del atardecer y la noche para darte un rumbo “perdido” y para detenerme.

Mi perdido amante, te pierdes al buscarme, ¿Por qué tu destino es otro? ¿Por qué no lo escribo yo? Tú y yo y otro destino. Pero si es mí destino el que quieres escribir porque esta distante del tuyo, si ahora en vez de ser lo dos una encrucijada, yo soy un círculo y tu una línea, y el punto, sólo uno, ese pequeño instante en que nos vimos por primera vez, tu y yo, ese ser.

Entonces, en un momento, tú línea fue tangencial y yo seguí mi camino, tú y yo, al final es lo mismo, yo negándome, negándote, tú buscándome, buscando, yo buscando algo y huyendo de mí.

Pero el sol ya se entra por completo y ya no tengo sueño, ya no tengo ganas de seguir este juego. Por eso te mato antes de que vuelvas a pasar, y así tu línea no seguirá de largo y las mías harán curvas como este corazón, buscando el centro, buscándote al fin.

Tú y yo, tú: una forma de llamarme, yo: una forma de estar y no ser. Si te das cuenta sólo busco un final feliz, donde tú al morir “perdido” dejarás de esperar que un día la vida se detenga y yo te ame, mi perdido amante, donde yo dejaré de volver al mismo punto, donde tú y yo seamos otro, al fin, otro destino, otro ser, tú y yo, amor en sí, ser amor… es que es eso lo que busco.