En enero de 1946 el profesor Fran Edward Herzog vino de su viaje en Aleb el HAuber, sitio de la poblaciòn Aleb Cabader, descendientes directos de Cabad. dios postizo de la ira y la tristeza. Toda la aldea de Aleb Cabader fuè arrazada violentamente y casi la totalidad de sus pobladores murieron. El doctro Herzog adoptò para sì un pequeño morenito quièn viviò con èl hasta el dìa de su muerte; ese mismo dà el morenito desapareciò. Luego de la muerte del doctor, me fuè entregado un documento en el que relataba etnogràficamente una ceremonia de entierro de uno de sus habitantes màs queridos, la joven Nafur. En el documento, más allá de un testimonio del docotor, se inscribe la razón de la terrible forma en que el doctor murió así como la desaparición del ngerito. he aquí la copiasa transcripción que el doctor Herzog heredó para mí:
Aldan Eí cantaba melancólicamente a Cabad, dios de la ira y la tristeza, junto al altar donde yacía Nafur, hermosa joven morena querida por toda la población. Los hombres bailaban su danza acongojada y las mujeres vinieron con diferentes plantas junto al ligar del cadaver de Nafur. los niños se vistieron de despedida y ese dia no se practicó el juego ni la enseñanza. Aldan eí comenzó la preparación del agua de la vida y comenzó a vertirlo en la piel de Nafur, en esto un inmenso caudal de llanto se arrojó por los ojos de Aldan Eí y tuvo que resisitir para no caer. las mujeres acudieron a la ayuda de Aldan Eí.
El llanto sucumbió. Poco a poco cad auna de las personas se fué acercando, primero fué Aldan Eí, luego las mujeres y después los hombres. Comenzaron por acariciar y desnudar el cuerpo inerte de la preciosa Nafur, luego de deslizar sus oscuras manos, Aldan Eí levant´uno de los brazos de Nafur y lo llevó a su boca para besarlo con suavidad. Los demás miraban espectantes. Los besos sobre el brazo derecho de Nafur caía cada vez más violentamentes hasta que clavó sus dientes en su muñeca desprendiendo un pedazo de carne de allí y untándose de la sangre que se desprendìa del cadaver, acto seguido las mujeres y los hombres comenzaron a besar calidamente el cuerpo de nafur para depués permitirse morderlo con una violencia pacífica hasta desagarrar su cuerpo, mordiendo pérfidamente atacando el cadaver de una manera atroz cada uno de los comensales tragaban la carne de su querida Nafur, antes amada, ahora devorada.
al banquete fueron llamados los niños que comieron con sevicia los despojos de lo que antes era una hermosa joven muerte. los hombres se hastiaron de comer el cadaver y lo dejaron a la postración, el esquelo desnudo de la carne, los colmillos apresurados clavados una y otra vez como un acto delicioso por todo el cuerpo inerte hasta la desparición total de la piel de Nafur, terriblemente asesinada por segunda vez por sus hermanos de aldea...
Aquí termina la narraciòn del doctor Herzog. al pensar en la manera despiadada en que los habitantes de la tribu se alimentaron del cadaver y de la forma en que lo dejaron pienso en el cadaver del doctor Herzog, así, mordido por todo el cuerpo y dejado tan sòlo hecho esqueleto. Pienso en la muerte de ese morenito inquieto que quizás nunca pudo olvidar lo que para su tribu fue un fatal sentimiento de amor. |