Joshua era el típico norteamericano que terminó una carrera,de abogado por cierto,totalmente centrado e inteligente,y que formó una apacible familia con su esposa Rachel y su hija Mel.Según él era inmensamente feliz,un trabajo perfecto,una familia perfecta,amigos inigualables,en fin,era la vida más envidiable según Joshua.

Esa vida tan apacible comenzó a enegracerse debido a un trastorno del corazón de Joshua.Cada día le era más difícil mantenerse de pie e incluso respirar.Su esposa y su hija estaban con él todos los días apoyándolo,pero eso finalmente no sirvió de mucho…Joshua murió de un infarto una noche…bueno,eso fue lo que todos creyeron.

La tarde siguiente su cuerpo yacía en un ataúd,con la puertecilla superior abierta,con los ojos semiabiertos y las pupilas mirando al techo de la bella iglesia de Greensboro llena de gente,entre familia y amigos destrozados por la terrible pérdida de ese hombre que creían un ejemplo de vida.
-La señora Rachel y su pequeña hija Mel dirán unas palabras,silencio por favor…-dijo el sacerdote
-Esto es algo muy complicado de decir y de expresar,para mi,que estuve con él por más de 14 años es como si me hubieran arrancado un pedazo del corazón,pero sé que mi hija y yo lograremos sobreponernos,sé que Mel lo entiende…a los 13 años se entienden muchas cosas,entre ellas la muerte –

En ese instante toda la iglesia se sumió en un silencio sepulcral al escuchar un fuerte gemido desde el ataúd.se abrió abruptamente la puertecilla de la caja y se asomó de ella,totalmente sofocado,Joshua
-¡Papá estas vivo!,¡te quiero!,diosito gracias por devolverme a mi papi… -

Para cuando Joshua recuperó el aliento y la gente logró entender lo sucedido ya era de noche.Junto don sus esposa y su hija se dirigió al hospital más cercano para obtener una explicación lógica de su “regreso a la vida”
-Bueno señor,usted sufrió de lo que se conoce vagamente como la “silenciación de latidos”,su corazón funcionaba pero tan lento que era casi imposible asugurar que estuviera todavía vivo,por suerte se despertó a tiempo…-dijo sorprendido el médico

Joshua se vistió y se fue a su apacible departamento con sus dos amadas mujeres
-Te prepararé una rica cena mi vida-le dijo su esposa-ve,date un baño y te esperamos en el comedor-
Joshua se baño,se secó y se lavó los dientes pero algo no andaba bien,algo era diferente,no se sentía el hombre afortunado que se jactaba de ser-¿Qué me pasa?-se decía preocupado.Aún asi se fue a cenar
-¿Cómo te sientes papi?-
-Bien…creo que bien-
En ese momento Joshua tomó un poco de ensalada y la introdujo en su boca,pero la escupió casi sin saborearla
-¿Qué pasa mi vida…¿sabe mal?-
-¡Esto sabe asqueroso!,como tierra –gritó enojado,aventó el plato y se fue al balcón llorando.Allí se quedó contemplando el paisaje citadino de esa gran orbe por horas
-Mamá ¿qué le pasa a papá?
-Déjalo sólo por hoy hijita,no es fácil lo que acaba de pasarle –y se fueron a dormir

Mel se despertó muy temprano en la mañana y se dirigió a la sala en donde encontró a su papá
-¿Qué haces papá?...¿qué dibujas? –
-¡Hijita,lo recordé,lo recuerdo todo,estube en el paraíso!-
Joshua había creado con una hermosa combinación de recortes de revistas y pintura una bellisima imagen: “dos montañas con el sol saliendo de entre ellas con un resplandor celestial”
-Mira Mel,aquí estube yo,Dios me habló y me dijo que me hiba a quedar alli en ese bello sitio y mira ¡aquí te puse a ti! – había colocado su foto y la de su hija en la pintura
-¡Que bonito papá! Que gran bendición que hayas estado cerca de dios-
-Joshua,¡qué paso aquí!,¿por qué todo este tiradero? – preguntó Rachel
-¡Mi amor,estube en el cielo,mira asi era,eso fue lo que ví!-
-¡No lo puedo creer! – exclamó emocionada Rachel y corrió a abrazar a su marido
-Es precioso Rachel,no te imaginas,quiero que ustedes lo conozcan también-
-Claro que lo conoceremos Josh,Dios nos ama y nos espera allá…bueno tengo que irme a trabajar,te dejo a Mel unas horas,descansa mi amor…¿de acuerdo?-
-¡Pero no te vayas!,¡quiero que lo conozcas! – pero Rachel se fue apresurada sin imaginar el cambio que hiban a tener las vidas “perfectas” de los tres

-Mel,mi amor ¿Dónde estas chiquita?-
-Aquí estoy papi, estoy haciendo tarea de matemáticas ¿ me ayudas?-
-No,no,no mira hija quiero decirte algo: Diosito me dijo que quería conocerte, él te quiere y nos quiere a los tres allá con él,le hiba a decir a tu mami que nos acompañara pero se fue, asi que vamos a hacer este viaje juntos solo tu…y yo-
-Papá,pero ¿Cómo vamos a ir alla?...para llegar allá hay que estar muerto-
-Si mi amor,pero va a ser hermoso,ven conmigo-tomó a la niña del brazo y se dirigieron hacia el balcón
-¡Nooooo papá,noooo quiero!-en ese instante Mel logra safársele y corre a encerrarse en el baño
-No seas estúpida hija,por favor,vas a hacer que me enoje de verdad…¡¡¡abre la maldita puerta!!!,vas a venir conmigo a disfrutar de la belleza del cielo,¡¡¡abre!!!-de un golpe Joshua rompe la puerta y la toma nuevamente del brazo

Ya en el balcón Joshua sube a la orilla a su hija y luego sube él, en ese momento los dos se encuentran a un paso de la muerte ¿ó del paraíso?
-Hijita vamos a saltar y vas a ver que vamos a llegar al paraíso,vamos a ser felices ¡para siempre! –
-¡¡Joshuaaaa, noooo,baja a la niña por favor!!¿que locura estas haciendo?¡¡bajala ya!! –
-¡¡Mamáaa!! –
Rachel se acercó lentamente a la orilla del balcón tratando de convencer a Joshua de bajar a la niña
-Bajala por lo que mas quieras,¡¡se van a matar!!-
-No mi amor,vamos de camino al paraíso y vamos a ser muy felices…¡¡ven con nosotros también!!

En ese momento Rachel toma del brazo a la niña y la jala con tal fuerza que la arranca de los brazos de Joshua
-¡¿Qué haces estúpida?!, ¡híbamos a ser muy felices allá con Dios,pero si nos quieren ir conmigo no me importa,me vo y solooo! – y allí en ese instante y sin pensarlo ni un segundo Joshua pega un salto a lo que creía era el paraíso eterno.

La señora Rachel y su pequeña hija Mel,dirán unas palabras, silencio por favor-decía el sacerdote nuevamente en el segundo funeral de Joshua,el hombre perfecto,el padre ideal,el esposo inigualable…allí yacía él con la puertecilla superior del ataúd abierta.Su cara parecía como si el golpe desde el noveno piso del edificio no lo hubiera matado; sus ojos estaban semiabiertos y sus pupilas se dirigían el techo de la iglesia,en donde,desde poco antes de su primer funeral habían colocado un hermoso vitral…”dos montañas con el sol saliendo de entre ellas con un resplandor celestial”.