El callejón estaba oscuro, una triste bombilla iluminaba la pared del fondo donde de vez en cuando se reflejaba la sombra de alguna rata perseguida por un gato. Era amplio y solo unos cubos de basura adornaban sus paredes, una sirena de bomberos se oyó lejana y un tipo corpulento entró en el callejón corriendo, su respiración atropellada delataba su cansancio y también su angustia. Se apoyó en una pared y se dejó caer hasta permanecer sentado, intentaba controlar sus gemidos y lloriqueos pero el terror que se había apoderado de él lo hizo imposible. “ Aquí tiene que estar “, esa fue la frase que se escuchó a uno de los tres hombres que hacían su entrada en el callejón, iban despacio, como si fueran perros de presa olisqueando el rastro de un fugado, al poco llegaron a la altura del tipo corpulento, no dijeron nada, simplemente lo arrastraron unos metros y comenzaron a darle patadas y puñetazos, no hubo insultos, solo golpes.
Santa Claus permaneció bocabajo medio muerto, mientras Melchor, Gaspar y Baltasar salían del callejón contentos, sabedores que esta navidad no tendrían competencia.
Rodrigo, espero que te mejores, un abrazo.
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