Que difícil se me hace escribir las sensaciones vividas esa noche fantástica, esa noche en la que nuestros sentimientos y emociones provocaron en mi, ¿no se si en ti también?, la paz y el sosiego de haber conseguido algo más de lo que forjemos con nuestra amistad.
Nuestras mentes se devinieron en una sola cuando puse mi mano sobre tu muslo, sin moverla, sin hacer ningún amago de movimiento, solo rozando tu piel, sintiendo como tu bello se erizaba.
Tu cuello se encogió al tocarla y de tu boca salió, una aceptación entrecortada que denotaba el placer que te producía el roce de mi otra mano, acercándote hacía mí.
Acercando mis labios a los tuyos llegue a percibir una sensación indescriptible que hoy todavía recuerdo y recordaré, mientras el destino no nos permita unirnos por primera vez y hacer realidad estas emociones, cara a cara, mano con mano, piel con piel.
¿Se puede amar cruzando el cableado de dos ordenadores distanciados en más de 1000 kilómetros?
YO DIGO QUE SI