estaba sentada sobre el piano viejo que le regalo su madre por su cumpleaños, tocaba y tocaba serenatas mas bellas que el propio mundo, pero nadie de ese mundo deseba escucharlas nunca.
La pobre niña paseaba por todos los bares del suburbio esperando una repsuesta, un "si" que la permitira poder pagar la comida que necesitaba para sobrevivir, pero siempre se topaba con muchos "nos" y alguna puerta cerrada en sus narices.
Arapienta, paseaba por las calles de Nueva Orleans, de noche, asustada y muerta de frio, nadie queria escucharla, ni tocar, ni hablar, nadie, en la mas estricta soledad pasaba sus celestiales manos de pianista por las verjas de las casas bajas, sus pobres zapatos comenzaban a desgastarse y no tenia ni un centimo que la permitiera un par de alpargatas nuevas.
La pobreza esta muy poco valorada en el mundo, la niña no podia creer que con su talento nadie le diera una oportunidad, talento que solo ella tenia la oportunidad de descubrir, nadie mas que ella escuchaba sus canciones, excepto algunos vecinos que la gritaban desde las ventanas proximas pidiendola silencio.
Solitaria seguia paseando por la oscuridad de las calles, con rostro triste y cabeza gacha, con sus manos paseandose por los muros, con sus pies arrastrandose a la vez que sus cordones sucios, con la musica en su mente y en su corazon una esperanza. |