Se encontraba allí, tan sola, tan delicada, tan sutilmente expuesta en un mundo de inefable amargura y tormento. Ya la despiadada alma la había poseído, morir, asesinar... Es la etapa de una vida, el camino correcto o bien la esencia desalentadora del cruel expirar, de un silencio ahogado por el ambiente. Tanto
hastío por su mundo, la había llevado a invocar las más macabras percepciones, era aquel horror que asecha, que obligaba a transportar tanto ahogo y dolor...-Zzzzzzzzz-

Solo imaginaba, había lapidado sus sueños, había...-Ba!!! esto duele más que el sentirse culpable-. Olor a sangre, a delirio enmarcado por furtivos latigazos de dolor encadenado, ya poseía un baúl de sueños, un cementerio para habitar todas aquellas almas que había aspirado su herida iracunda, su sentir despiadado por el instante fallido, era solo un paseo por el camino del exceso y la lamentación... –Me cuesta respirar- “Cuanto lastima el haber aniquilado sin precedente advertencia, cuanto tiempo he ganado sin preocuparme de las malditas sombras....”, la persiguen, la ofenden sus delirios, la ha violado su conciencia. “Menos mal he construido mi tumba al lado de la tuya, ahora, si, podemos viajar hacia lo infinito”... “Puffff, que maldito olor posee la vida, el respirar apesta”-La sangre recorre el piso y me zambullo en ella- Se encontraba allí el cuerpo sin vida, tan lleno de algo, tan transformado en lo que ....”...Perdona nuestras ofensas”, de nuevo ese vacío.. “Oye tu, dame ese pavor, por un demonio dame esa tumba, es mi vida, mi muerte, no me respires”-Déjame una lágrima, tengo sed- El cuerpo observaba sigilosamente cada instante pasado, la basura del tiempo transformado en paraíso, la sangre cubría el rostro de quien había construido un destino “Quítamela!.Quítamela!..., Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” De nuevo en parque, de nuevo esa tranquilidad -“Pufff, esto... hace olvidar”-, la noche ya perdía su brillo, aparecía ese cosa extraña de la que huye todo maldito “ Quítamela!. Quítamela”. Este es el fin de algo que nunca comenzó ;el exilio de los sueños, ahora habitaba su cuerpo un mal; el mal del siglo, esa sangre había sido bebida por la suya-Oye, déjame un poco-, su mirada trastornada, poseída por el temor de ser descubierto su hogar. Estaban ya ubicados en sus ataúdes,
-Descansen en paz. Por Leviatán, váyanse ya al infierno, déjenme volar- Cierran sus tumbas, culmina su paseo, no hay sangre, solo tierra en sus bocas-No entren a su hogar, déjenla descansar, bastante ha llorado y reído de sus miradas- “Quítenmela! Quítenmela... “Perdona nuestras ofensas, descansa en paz...Amén” –No te preocupes, solo existe un testigo y me encargaré de convertirlo en olvido-...