Para Gabriely y Daniel:
“Mas no he cesado de amar. Ahora descubro que soy barco, mástil y que una boca de letras me otorga vela para navegar ignotos océanos.” Daniel Navarro.
Que el mar encierra la tortura de tenerte y no, mientras mi inagotable proa se entrelaza con las huestes del olvido. Miro a través del marco de mis ojos, como un errante sol marcando la ruta de este sino, besando los confines que te arropan, solitario, entre las aguas que reptan mi dolor y nada alcanzan. Soy barco, timonel, madero rescatado de tus labios, océano en eternas bocas, incienso fugitivo bajo la marea de tu hechizo, pez, ancla, leguas ocultas en el oleaje de mi sangre, horizonte, pasajero de tu vientre bajo el remolino de lo erecto, rasgando el recorrido agitado del ocaso, amanecer entre tus pechos, lánguido, cediendo mis limitaciones a tu espectro. El cielo se derrama sobre las fronteras de este amor que no se oculta, bajo las aves flotando en mis entrañas como un esperma volando entre las formas, para esfumarse en tu regazo eternizado hacia otros mundos.
Ana Cecilia.
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