Al fin llegó, al fin acaba una semana de prisas, tragos rápidos, y abrazos a horcajadas. Llegó el día reservado, de principio a fin, de mi cabeza a tus pies, del despertar juntos al descanso compartido, con sus horas de caricias, risas y contemplaciones lentas, insistentes, si ninguna prisa...
Al fin llegó el disfrute, la relajación de mi locura, la profundidad de tus ojos, el desayuno en la cama, andar descalzo, masajear tus pies, contemplar como se erizan todos mis pelos, los cuatro, todos... Reinventamos escenas de aquellas nueve semanas y media... mickey rourke se retorcería en su tumba, sino fuera porque el hijo de puta no está muerto...
Se acabó, hoy es ya después, el día después del reservado, seis días antes del siguiente, y mi erección es permanente y en ocasiones hasta dolorosa, siempre me andaba quejando de mi mala memoria pero ahora no puedo quitarte de mi cabeza, de la que sujeta el cuello, la que está sobre los hombros... Mis piernas aún temblorosas, martillean mis pies taconeando compulsiva y rítmicamente el suelo. Mis ojos con una expresión entre loca y pervertida no paran de mirar la hora y al vacío, la hora y al vacío, no avanzan las agujas, no cede mi vigor. Aún sabiendo de las prisas y el riesgo que supone ocupar el espacio reservado para comer, para comerte a ti, y de lo difícil del aterrizaje posterior, pagaría porque llegase ya. Imagino mil excusas, al menos me mantienen ocupado unos instantes en algo que no sea tu cuerpo, vestida, desnuda, me vistes, te desnudo, me desnudas, te vistes, te veo desnuda, me desnudo, te desnudo, me anudas.
Me encanta la locura que me produces, la ansiedad, los celos de tus sábanas, tus toallas, tu ropa interior...
Aún sabiendo que tu mente la ocupa casi totalmente otro, no me importa, ahora ya no, soy yo quien te posee y tu quien haces lo propio conmigo, soy yo quien ve tu sonrisa, entre el relax y la histeria del pulso aún acelerado, después de hacernos ¿el amor?. Con quien juegas a lo que a él le asustaría, con quien rompes los prejuicios de la gente de la que te has dejado rodear, con quien gritas y desahogas la vida a la que te has dejado arrastrar, no te desagrada, pero te arrastra. Soy yo, con el que te encantaría tener también lo que te da él, siempre confundiéndote... menos mal que no nos damos ocasión de madurarlo...
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